Ahora que el secesionismo catalán vuelve a amenazar por vigesimonovena vez al Estado español con una supuesta declaración unilateral de independencia, queda latente uno de los principales problemas de la mentalidad secesionista: el aldeanismo.
El aldeanismo se caracteriza por tener una visión del mundo bastante reducida. Cada día que pasa vivimos en un mundo cada vez más competitivo y más globalizado. Sin embargo, el aldeano rebuzna: ‘’¡indapandensia!’’ Sueña con un país aislado, donde los domingos ‘’tot el pobla’’ se reúna en la plaza a comer butifarra y pan ‘’tumaca’’.
Donde sólo se hable ese idioma tan potente, con gran recorrido internacional y hablado por millones de habitantes, un idioma que te sirve para todo excepto para trabajar fuera de Cataluña, vivir en otro país, estudiar en las mejores universidades del mundo o entablar negociaciones con grandes empresas. Eso sí, para pedir calçots y una ‘’miqueta’’ de salsa romesco, es el mejor.
Pero a los aldeanos se le suma un grupo de brillantes estadistas que están dispuestos a ayudarles con el ‘’prusess’’. Este grupo se caracteriza por tomar a todo el mundo por idiotas. Nos hablan de democracia, de libertad y de urnas. Conscientes de que son muchos los que balan sus soflamas baratas, olvidan que España (al igual que la mayoría de los países), se rige por una Constitución aprobada por los propios españoles.
Y las urnas hablaron cuando los españoles votaron y aceptaron la Constitución Española. En Lérida votaron a favor el 91’9 %, en Tarragona el 91’7%, en Barcelona el 91% y en Gerona el 90’4%.
Hay que ser muy pero que muy aldeano, para no darse cuenta de que toda esta historia sólo pretende esconder una realidad. La realidad es que Cataluña está quebrada, depende de los fondos del FLA (ha recibido más de 70.000 millones de euros en los últimos 5 años), está sumida en una corrupción generalizada, tanto política como económica y desde luego, fuera de la UE y sin el apoyo económico del Estado, a lo máximo que podrían aspirar es a exportar camisetas baratas del F.C.Barcelona.
Los actuales dirigentes saben que sólo tienen una alternativa para seguir en el poder de la corrompida Cataluña. Y esa alternativa pasa por esconderse (como buenos cobardes), en el analfabetismo de los aldeanos secesionistas. Jamás declararán unilateralmente la independencia, utilizarán la celebración de un referéndum para que estos pobres infelices salgan a la calle a sudar mientras ellos están en sus lujosos despachos con el aire acondicionado.
Eso sí, les darán un bocata, una coca cola y les pondrán un autobús para que llenen la diagonal de Barcelona y así puedan conocer ‘’la capi’’ del país de Narnia. Porque saben que los aldeanos, con eso, ya echan la tarde.