Ayer Pedro Sánchez conseguía imponerse en las primarias del PSOE. Si bien es cierto, que los rivales que tenía enfrente no eran Churchill y Adenauer. Una era una señora que no ha trabajado en su vida y gobierna la región de Europa con la mayor tasa de desempleo; y el otro un tipo que no ha ganado unas elecciones en su vida, que sólo pudo gobernar el País Vasco un ratito gracias al apoyo del PP y que su gran mérito ha sido estar chupando del dinero del contribuyente toda su vida, tras pasar más de 8 años en la universidad y no terminar la carrera.
Teniendo en cuenta el nivel de los aspirantes a las ‘’ultimarias’’ del PSOE, cualquier resultado era un desastre para el histórico partido español. Ahora bien, que los militantes hayan decidido que el mejor para liderar su partido es el tipo que obtuvo los peores resultados de la historia del PSOE, que los empeoró seis meses después, que su única ideología es sentarse en la Moncloa con la millonaria de su mujer, que sacaba una bandera de España más grande que la de la Plaza de Colón y ahora dice que España es una nación de naciones ‘’culturales’’, que se fue de vacaciones a Estados Unidos mientras España estaba paralizada por su egoísmo y que a lo único que ha conseguido llegar fuera de la política es a ser profesor sustituto de una de las peores universidades de España, queda claro, que la sociedad española está más enferma de lo que muchos creíamos.
No obstante, yo no soy pesimista. Veo mucho ''catastrofismo'' con la victoria de Pedro Sánchez. Extrapolar los resultados de unas primarias y el voto de 72.000 trasnochados a un auténtico mediocre y fracasado, al ámbito nacional, es bastante atrevido.
Si uno se hace dos simples preguntas:
1- ¿De dónde puede sacar votos el PSOE?
De la franquicia chavista. ¿De dónde puede obtener más votos los franquiciados? De ningún sitio, si hubiera ganado Susana, es posible que sí se hubiera llevado un buen puñado de electores del PSOE.
2- ¿A quién beneficia esta lucha fratricida entre PSOE y Podemos? Al PP ya que mientras la izquierda siga dividida, jamás sumarán los escaños necesarios para gobernar.
Es el famoso ''plan Mitterrand'' que tantas veces he explicado.
Además, dar por hecho que el electorado más moderado y sensato del PSOE no mirará a C's (como pasó en las pasadas elecciones en Cataluña), es querer crear un alarmismo de forma injustificada para vender más periódicos. Si C’s asume lo que es, un partido socialdemócrata con pequeños tintes socio-liberales, y decide aprovechar el desmoronamiento del PSOE y conseguir convertirse en una alternativa razonable al PP, quién sabe si esto no será una buena noticia para nuestro país y desaparecerá el temor a estar gobernados por auténticos analfabetos y viles amantes de las dictaduras más atroces del mundo.
Eso sí, mientras la alternativa pase por un pacto entre Sánchez, Iglesias, Cañameros, Rufianes y etarras, Mariano seguirá en el poder hasta que se canse y decida que ha llegado el momento de que Soraya herede.