La líder del partido Ciudadanos, Inés Arrimadas, cree que el PP de Casado busca hacerse con el control férreo de toda la centroderecha. La estrategia de Casado según la dirigente de la formación naranja consiste en la aplicación de un plan a medio plazo, para atraer a los adeptos de su agrupación, bajo la tesis de que cada vez España se hundirá en una crisis de mayor ingobernabilidad por las acciones de Pedro Sánchez y por tanto el PP será el salvador de la patria.
Ciudadanos y PP alejan sus posturas de una posible alianza en Cataluña
Las elecciones de Cataluña, para las que el PP y Ciudadanos se habían planteado acordar listas en conjunto se ha ido al traste, es decir se ha derrumbado abruptamente.
La negativa de la agrupación de Pablo Casado parece tener nuevas intenciones, para lograr recuperar el millón y medio de votantes que han perdido en eventos precedentes. La corrupción y el hartazgo político que fueron causantes para las fugas del en ese momento Partido Popular, buscan ser modificadas con una nueva apuesta que incita según Arrimadas a la ruina de España sin importar nada.
Pablo Casado respondió sutilmente, pero sin dejar dudas de que sus intenciones son firmes en asumir la conducción ante el PSOE. Y es que en una entrevista con la cadena Cope, el líder del PP declaró lo siguiente: "Yo he intentado en el último año hacer una alianza de constitucionalistas del centro y la derecha con esa España Suma que rechazaron tanto Ciudadanos como Vox. Creo que estamos en otra etapa, en una etapa de unir a los votantes de estos partidos en un proyecto que es la única alternativa a Pedro Sánchez,” remató el dirigente del partido opositor.
Ante las aseveraciones anteriormente expuestas, la primera sorprendida de acuerdo a versiones extraoficiales fue la propia Inés Arrimadas. Ya que junto a su grupo de mayor cercanía, integrado por José María Espejo, Edmundo Bal y Marina Bravo dudaron de las declaraciones de Casado. Por ese motivo incluso consultaron a los enlaces con el PP.
La respuesta por parte del partido azul fue la aceptación de los dichos de Casado, lo que fue el mayor quebradero de cabeza para Arrimadas días pasados.
La raíz del conflicto
Pablo Casado e Inés Arrimadas, respectivos dirigentes del PP y Ciudadanos, tejieron una red de negociaciones, que parecía vislumbrar un reacomodo de la centroderecha española, los temas de mayor diversidad venían siendo puestos encima de la mesa por los dos políticos.
Un paseo por los diarios de meses pasados deja ver los acercamientos. En el tapete estaba el gobierno de Madrid, la alternativa constitucionalista, las elecciones catalanas de febrero de 2021, las elecciones del País Vasco y por supuesto el Coronavirus.
Pero la reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Casado en septiembre pasado sirvió de factor desencadenante del torbellino político que hoy vemos. En ese momento los resultados de una reunión fueron desastrosos. La agenda de Sánchez era muy publicitada, las principales vertientes se referían a desvincular el tema político de todo lo que tuviera que ver con el coronavirus. En segundo lugar se encontraba el tema de negociar los presupuestos, para saldar esa deuda histórica.
Y finalmente se encontraba el hecho de avanzar en la renovación de las instituciones.
Los acuerdos tras la culminación de la reunión fueron fantasmas que se desvanecieron para siempre. Casado parecía no dar cabida al menor intento de pacto con Sánchez, tanto así que expresó: “el falso mantra de la unidad no hace mejores a los países”. Todo ello pasaba mientras Arrimadas con la estructura de Ciudadanos a su espalda acordaba con el gobierno español los presupuestos.
Sánchez negoció primero con Podemos para luego atenerse a lo que buscara Arrimadas. La líder de Ciudadanos desde su asunción como cabeza del partido naranja ha sido clara en su disposición para brindar el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado.
Según ella, “la emergencia nacional” que se generó con el coronavirus requiere de una respuesta que se caracterice por la unidad. A inicios del año en un streaming con periodistas, Arrimadas dejó claro que: “estos Presupuestos deben ser unos Presupuestos de Unidad, debemos dar ejemplo.” Aunado a ello la líder de Ciudadanos dijo en esa oportunidad que su agrupación como partido de Estado va a estar al lado del gobierno para adoptar medidas contundentes. Puede inferirse que para Casado no era del mayor agrado tales consideraciones hacia lo que representa el PSOE.
Mientras que Casado criticaba que Sánchez buscara el apoyo de Bildu y de ERC para poder avanzar con los Presupuestos, Arrimadas se acercaba al gobierno, fijando condiciones que cumplieran con lo establecido por Bruselas.
Con esa política el PP piso un camino resbaloso que lo acercaba a VOX, por su frontalidad, pero que a su vez lo empujaba al centro-derechismo español.
Hasta la ministra de Hacienda, María Jesús Montero no dudo en calificar a Casado de irresponsable, por su rechazo a los Presupuestos. Los calificativos de “agitador de la tensión política” o contrario a los intereses de España en medio de una crisis sanitaria fueron innumerables. El propio PP de Casado habría puesto en marcha un plan para acabar con Ciudadanos.
Para ello el partido azul se iba a servir de las propias carencias de los anaranjados, como por ejemplo la situación de debilidad en el Congreso. Según este medio, Casado pretende acercar y recuperar el caudal político que se fue marchando a Ciudadanos, quizás aprovechando las características de Arrimadas se ejecuta el plan fijado.
Una estrategia que se direcciona al partido que antiguamente dirigía Albert Rivera. Y no a Vox como algunos analistas han sostenido en diversos medios de comunicación.
Casado marca distancias con respecto al gobierno de Rajoy
Diversos hechos han servido para abrir una grieta entre Rajoy y Casado, quizás la última sean las revelaciones del que ocupaba el puesto dos en el Ministerio de Interior, con respecto a la operación Kitchen. Las revelaciones de Francisco Martínez, ex secretario de Seguridad demuestran cada vez la utilización del aparato estatal con fines políticos y personales. Francisco Martínez ha expresado al diario El País: “voy a contarle al juez todo lo que sé.” En medio de la disputa con Bárcenas, el ex Secretario de Seguridad se siente desamparado por el partido y amenaza con seguir vertiendo y revelando todo lo que hizo, vio y sabe.
Los hechos que llevan a Casado a perfilar un camino propio son diversos, pero una relevante es la declaración que dio el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Montesinos quien dijo: “Hemos leído esas informaciones con preocupación.” Dado que lo revelado por Martínez dibuja una red amplia donde se practicaba el espionaje con el aparato del Estado, pagado con fondos reservados que manejaba la elite policial del PP.
Mariano Rajoy con la dirección del gobierno y flanqueado por Jorge Fernández Díaz en el Ministerio del Interior diseñó presuntamente una fuerza tachada de parapolicial que perseguía ocultar pruebas que pudieran afectar a dirigentes del PP, ejemplo el caso Gürtel. Casado declararía: “En esos años yo era diputado por Ávila y no tenía responsabilidades en el partido, la investigación viene de mucho tiempo atrás.” Casado ahora ha redoblado su marcha y se ha atrevido a importantes jugadas como la que hizo cerrando la oficina anticorrupción del PP.
El órgano era dirigido por Alfredo Prada, hoy investigado por la justicia.
Casado con la idea de emular al ex presidente, José María Aznar, en los tiempos que corren coloca el espejo y lo compara con 1996, ello parece significarle que la apuesta que permitió al PP frenar a un Felipe González que llevaba 14 años al frente del gobierno.
El Partido Popular buscaría una reunificación del centroderecha bajo su batuta
Y es tan irrefrenable el deseo de Casado por crear un nuevo PP, o “un nuevo algo” que ya está dispuesto a actos simbólicos como cambiarle el nombre al partido azul, y así captar los votos de Ciudadanos en primer lugar. La reunificación del centro derecha no es un juego para Casado, y para ello se encuentra dispuesto a todo.
Esa irrupción de Casado empieza desde el momento en que se impone a Soraya Sáenz de Santamaría, y va ahora tomando forma con el tiempo la idea de crear algo nuevo, para librarse de Ciudadanos y Vox, porque pesa la posición de Cs y el mote de “derechita cobarde que les impuso Santiago Abascal.”
La otra apuesta de Casado va hacia Vox y ya ha iniciado, y es que el líder del PP desde la moción de censura que se intentara contra Sánchez se replantea el enfoque de enfrentar a la agrupación de Abascal y se acerca a la idea de ser un factor atrayente de todo el descontento o desilusionado por el PSOE, Cs y Vox, por eso la necesidad de alejarse de Mariano Rajoy.
La convergencia de partidos entre el PP y Ciudadanos se esfuma
“No voy a comentar la estrategia de otros partidos.” Duro y seco así era Casado cuando le preguntaban en los últimos días por Cs, por dichas acciones todo terminaría por reventar, como finalmente fue. Muchos se sumaron a la apuesta para rodear a Cs, y a Arrimadas, como lo hizo por ejemplo el muy hábil Núñez Feijóo, porque el político dio el zarpazo estratégico: “Desde hace tiempo no entiendo a Cs.” Y el plan ahora plantea el fichaje de varios dirigentes de Cs, un ejemplo paradigmático es José Manuel Villegas. Porque el PP camina por una cuerda floja, donde promete a los anaranjados solidez en rechazar la formación de una coalición con Vox.
Y así el fin de “España Suma” es real. Porque Casado como declararía Arrimadas pretende tomar sus votantes. Ya la convergencia se convirtió en supervivencia. Cada partido desde su posición asumirá un papel, pero el que ha definido la agenda para la contienda ha sido el PP, que es decir Pablo Casado. Los cinco millones de votos, son el sustento que busca el PP, para desplazar al PSOE, con la impronta de dirigir una marcada política para refutar la gestión de Sánchez en el control de la pandemia. El tiempo va a ser el marcador para Casado y su intento por asumir el control casi absoluto de la derecha española, una temeraria jugada que pretende atraer a los descontentos para capitalizarlos en sustentos de su avanzada.