A partir del comienzo de la vida en la Tierra, los seres humanos han tenido una interacción con los Animales; bien sea desde una posición superior y de dominio, o en una relación de igualdad donde el hombre los reconoce como seres que sienten y tienen necesidades.

Si retrocedemos en el tiempo podemos construir cómo ha evolucionado la relación del hombre con los animales. Durante la Prehistoria, los seres humanos buscaban en esa relación la supervivencia y convivencia, o sea, vivir unos con otros.

La primera expresión artística

Los animales serían el principal motivo de las expresiones gráficas que se desarrollaron durante el período Paleolítico superior. Generalmente, los animales simbolizados no eran especies habitualmente seleccionadas para la caza. Estos debieron constituir una gran importancia para las sociedades paleolíticas, mayor inclusive que la existencia humana en ese mundo del arte paleolítico.

Es evidente que la relación entre los humanos y animales para esa época tendría unas características muy distintas a las vigentes. Varios autores consideran que los humanos del Paleolítico asumirían a los animales como sujetos con particularidades propias semejantes a las de los humanos, y no solamente como objetos para cazar y comer.

Se está demostrando que, en la formación del universo específico de cada población humana, los animales, o varios de ellos, jugaron un rol de importancia. Contribuyeron en la creación de cada mundo espiritual, por cuanto formaron parte de él.

En la siguiente era, en el Neolítico, hace su entrada una verdadera revolución para la humanidad, y con ella una transformación para el planeta y sus habitantes.

El hombre manifiesta su dominio

Empieza un proceso de sedentarización del hombre y a dominar la tierra mediante la agricultura, a los animales por medio de la domesticación, y a los mismos humanos a través de la esclavitud; todo ello unido al desprecio hacia otras culturas y sociedades, y a la mujer.

Desde ese instante empieza una doble valoración en las interacciones con los animales. Unos los incluían en las familias, no obstante, la mayoría serían explotados sin piedad, bien sea por diversión, para evidenciar la posición social o por complacer al paladar.

En el antiguo Egipto se consideraban sagrados ciertos animales a los que se plasmaban en pinturas y esculturas, además los sepultaban con iguales ceremonias que a los humanos. En las necrópolis prerromanas de la península ibérica predominan imágenes de animales; en ciertos casos como guardianes y en otros admirados por su valentía.

Por otro lado, las manifestaciones de empatía que se han presentado a través de la historia hacia los animales han sido relativamente pocas.

Muchos los consideraban una “cosa” que la desechaban cuando ya no les servía. No obstante, siempre han existido seres humanos que muestran su amor y pasión por los animales; entre ellos poetas, pensadores o escritores.

Una de las evidencias de esta reflexión se encontró en Grecia con un pensamiento de Pitágoras de Samos, nacido en el año 582 a.C.: "Mientras los hombres sigan masacrando a sus hermanos los animales, reinará en la tierra la guerra y el sufrimiento y se matarán unos a otros, pues aquel que siembra el dolor y la muerte no podrá cosechar ni la alegría, ni la paz, ni el amor".

Pero ya para el en el siglo I, Plutarco enfrenta la crueldad para con los animales y desestima que hayan venido a la Tierra para servirnos.

Igualmente, otros pensadores de la antigüedad clásica como Platón, Ovidio, Homero y Séneca nos han dejado sus opiniones en defensa de los animales, al igual que Leonardo da Vinci en el Renacimiento y Charles Darwin, el precursor de la biología evolutiva, cuando expresó: "El amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del hombre".