"Primero se llevaron a los judíos". Así comienza el famoso poema de Bertolt Brecht que se viene a la memoria a la luz de los últimos acontecimientos, que nadie podría tildar, para desgracia y vergüenza del género humano, como inéditos o novedosos.
Sin embargo, no debiéramos perder la capacidad de asombro respecto de cuan cíclica puede ser la "Historia" que evidentemente no es tan "maestra de la vida" como sugería el gran Herodoto, ni tampoco tan pragmática como enseñaba el viejo Tucídides pretendiendo desde su buena intención que los hechos del pasado sirvieran para no repetir los errores.
El aumento del antisemitismo en Francia
Desde hace semanas, la prensa francesa alerta de toda clase de ataques a franceses que son judíos, profesan la religión judía o tienen sangre judía.
Francia se ha escandalizado al escuchar insultos de parte de los Chalecos Amarillos a un filósofo de esta raza: Alain Finkielkraut.
Menos mal que todavía hay seres que no perdieron la capacidad de asombro ante el horror y se apartan de conductas indignas del género humano tales como las agresiones verbales o insultos al filósofo Alain Finkielkraut por el solo hecho de pertenecer a la colectividad. Agresiones que desmoronan y avanzan sobre todos los valores de la Francia posterior a la revolución.
Las legisladores británicas anti-Brexit, en contra del antisemitismo
"Pero como yo no era obrero, tampoco me importó", continúa diciendo el poema que citamos.
No obstante, sí le importa a las tres legisladoras inglesas conservadoras, las diputadas anti-Brexit Anna Soubry, Sarah Wllaton y Heidi Allen, quienes además de sus fuertes desacuerdos con el manejo y la estrategia del tan mentado Brexit, se oponen a la falta de eficacia y determinación para enfrentar el antisemitismo que avanza sin frenos.
Ellas se suman al grupo independiente que inauguraron los siete diputados que el lunes pasado abandonaron el partido laborista con fuertes disensiones de criterio.
Crece el sentimiento antijudío en Europa
"Pero como yo no era intelectual, tampoco me importó" continúa el sabio poema de Brecht mientras la mancha del anisemitismo avanza por gran parte del territorio del Viejo Continente como si fuera una brea negra y caliente que intenta ocultar el Holocausto o banalizar el caso Dreyfus.
"Pero como yo no era cura, tampoco me importó" porque también olvidamos que "nada de lo humano me es ajeno" y estamos entrando en terrenos pantanosos de los cuales será dificultoso salir para regresar a la senda de la ética, la razón y la moral. Si las principales potencias europeas pierden los alamares que las unen al respeto de la alteridad y el reconocimiento del otro como un igual, avanzarán hacia un profundo cono de sombra.
"Ahora vienen por mi pero ya es demasiado tarde". Con semejante contundencia concluye ese poema imprescindible.
Quizá ninguna conclusión es comprensible, pero sí verosímil para figurarse las condiciones que propiciaron la llegada al poder durante la tercera década del siglo veinte del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Mejor revisar el género, ponernos a la altura y actuar en consecuencia.