Dicen que Bohemian Rhapsody es la canción más escuchada del mundo en streaming, pero lo que es seguro es que nadie puede quedarse sin experimentar una sensación de plenitud humana al escucharla. Desde el octubre de 1975 no para de generar sensaciones porque Rapsodia bohemia es mucho más que una canción, es una polifonía que destila géneros y emociones hasta que vibran las cuerdas más íntimas del ser humano.

Una letra que genera adrenalina hasta el final porque conmueve, hace temer y sentir piedad al mismo tiempo. Es un rock y un segmento operístico, una balada y hasta una introducción a capella o un solo de guitarra y mucho más que todo esto porque en 6 minutos lleva y trae desde el cielo hasta el abismo más dramático y profundo.

"Mamá la vida acaba de empezar, pero ahora me he vuelto loco y la he tirado a la basura".

Una canción con alto tenor dramático

Bohemian Rhapsody no suena, estremece. No solo es "una que sepamos todos", Rapsodia Bohemia es un guión audiovisual en sí misma, que puede ser más dramático que la confesión de un crimen más aún cuando el autor del mismo se lo cuenta a su propia madre. Un hombre que intenta utilizar la pobreza como causal de excusación, pero que al no conseguirlo, se somete a su destino, todo con la voz inigualable de Freddie Mercury.

Una tragicomedia llena de referencias históricas y artísticas

Scaramouche, el bufón italiano, Galileo,el astrónomo hereje que condena la inquisición y Fígaro, personaje de la ópera de Rossini "El barbero de Sevilla" confluyen en ese escenario dramático y barroco coronado por la expresión italianísima "Mamma mía".

¡Y cuánto dolor Freddie Mercury generó tu ausencia! Tanto como el dolor del autor del crimen, el muchacho cuyos abogados defensores intentan superar los argumentos de los fiscales sin lograrlo.

Bohemian Rhapsody es una canción para mirar, es como concurrir al teatro italiano del siglo XVI. Es un melodrama sin fin que no ahorra en detalles ni adornos y hasta tiene la influencia marroquí.

Alguien que mata accidentalmente a un hombre, le vende su alma al diablo y encuentra la paz en la palabra Bismillah, término árabe para convocar a Dios y recuperar la calma espiritual antes de ser ejecutado, recuperando su alma de las manos de Satanás.

Una canción cuya duración de 6 minutos le valió el rechazo de ciertos ejecutivos de la música, pero que debió ser pasada 14 veces en un mismo fin de semana de la radio.

Una canción que, según algunos tiene directa relación con los cambios de identidad de género de su autor. "Madre no quise hacerte llorar (...) tengo que dejar todo atrás y enfrentar la verdad". Pero, en este caso, nadie tiene la certeza. Solo Freddie Mercury y Queen lo supieron. Aunque lo más importante es que con su genialidad supo "perforar el cielo" y que "el show debía continuar".