El sistema se pervierte un poco más. La nueva vuelta de tuerca es hacer creer que al adquirir objetos, bienes de consumo, se es solidario con el tercer mundo. O con investigaciones científicas. O con el desarrollo de comunidades indígenas. Lo más novedoso del sistema que ha generado todos los desastres que acontecen en el tercer mundo es convencer de que al consumir se está haciendo algo bueno por este.

La misma compañía que vende el café, comprado a precios ridículos y de esclavitud, vende la ideología junto con el producto, en palabras de Zizek, de estar contribuyendo al crecimiento de esas mismas comunidades exprimidas por la compañía que, curiosamente, es la que provoca el subdesarrollo.

El truco está en provocar culpabilidad

El mundo hoy es más transparente y existe acceso a información y experiencias que antes estaban ocultas al público en general. De modo que el consumismo por sí mismo empezaba a tener mala reputación. Existía cierto afán de solidaridad y el sistema necesitaba adaptarse a esta nueva situación que, de alguna manera, escapaba a su control.

Las grandes compañías vieron la necesidad de implementar algo que calmase el ansia de justicia que estaba emergiendo en la opinión pública. De hay surge la nueva ola en la cual se colabora con fundaciones al abrir cuentas bancarias, con investigación al adquirir útiles de higiene, etc.

Claro que en el mundo neoliberal actual siempre hay alguien dispuesto a llegar más allá. Es en este punto cuando nacen las "empresas intermediadoras", el fundraising. Abordan por la calle o en el hogar y rápidamente comienzan a exponer la dramática situación que sufren los niños, siempre de algún lugar lejano, y culpabilizan por permitir que esta situación se esté produciendo. Pronto enfermarán, morirán, sufrirán terribles enfermedades.

Por esta razón instan a que se contribuya económicamente a la ONG para financiar diferentes programas de ayuda.

Lo que no se dice, lo que se omite, es que no es parte de la estructura de esa organización representada. Que es una empresa que hace una intermediación entre la buena voluntad de unos y la miseria de otros con el único fin de lucrarse en dicha mediación.

Una forma de hacer dinero sin humanidad

Estas empresas utilizan a las personas que lo están pasando mal para hacer dinero dando a entender que, de alguna manera, la falta de colaboración, es en gran medida parte del drama. Constantemente salen nuevas compañías start up que con la excusa de "dar a conocer el problema" para que se pueda ayudar, se lucran gracias a la buena voluntad de las personas para ayudar a los que sufren.

Una auténtica vergüenza. Como decía Kant en su texto Fundamentación de la metafísica de las costumbres: "Lo único realmente bueno en el hombre, es la buena voluntad". Algo que, en este caso, se echa en falta.