Llega la Navidad y con ella todas sus convenciones. Las celebraciones, los encuentros, los empachos y los regalos. Los petardos y los cohetes. Los familiares a los que sólo ves en esas fechas. ¿Qué se está celebrando exactamente? ¿De dónde proviene esta costumbre? ¿Guarda alguna relación con la religión? Aunque esta sea la justificación realmente lo que se celebra, curiosamente, es una fiesta pagana: Saturnalia.

Saturnalia, la fiesta pagana reconvertida

Lo primero es aclarar que toda fiesta es pagana si no forma parte del culto dominante del momento.

Para los griegos las fiestas paganas eran las de los bárbaros, todo hombre que no formase parte de la cultura predominante. Los romanos, más hábiles en el trato con los pueblos conquistados, aceptaban sus deidades y las transformaban poco a poco en cultos adoptados para no generar rechazo y rebelión.

A partir del siglo III con Constantino I, tras el edicto de Milán, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano. Aprovechando las inercias históricas de modo que estas fuesen adoptadas por el pueblo de manera natural, con el objeto de dar peso al cristianismo sobre el mitraísmo y otras confesiones; Constantino I aprovechó el culto al sol, concretamente al solsticio de invierno, momento a partir del cual los días comienzan a alargarse y lo hizo coincidir con el nacimiento del Mesías.

El culto al sol es uno de los más antiguos que se conocen

En la Roma pre-cristiana se celebraba el solsticio de invierno con grandes banquetes y jolgorio. Muy similar a lo que se hace hoy en día en navidad aunque por motivos diferentes. Los labriegos se vestían de manera informal y se acercaban al templo de Saturno, el dios de la agricultura y las cosechas, y gritaban jubilosos "Io Saturnalia" después se dedicaban al hedonismo.

Bebían y comían como si no hubiese un mañana durante días. En esas mismas fechas, concretamente el 25 de diciembre, también se celebraba la festividad del "Sol invictus" (Sol invencible).

Constantino I vio en estos festejos la posibilidad de que el cristianismo arraigase con facilidad en los dispuestos romanos cuya devoción se situaba más en la juerga que en el culto en sí.

De modo que se pasó a festejar la natividad del hijo de dios.

Así es, a grandes rasgos, como se ha llegado hasta la fiesta actual. En donde se hacen las mismas prácticas, las familias se reúnen y festejan ruidosamente la navidad, no tanto por el significado religioso, sino por el mero hecho del festejo en sí. Se practica el mismo hedonismo y los mismos excesos. En definitiva la fiesta por la fiesta.