No se necesitan más que un dado y una tabla de composiciones numeradas para poder componer unos temitas musicales, sin la menor idea de Música. Aunque la Biblioteca Nacional de España (BNE) todavía te lo pone más fácil: accede a una sección específica, haz clic en el botón señalado, escucha la composición y, si quieres, compártela tras nombrarla a tu gusto. También puedes hacerlo a la vieja usanza, porque, en la misma página, te dan la opción de consultar (y descargar si quieres) una antigua obra donde se encuentran los compases.
Os contamos con más detalle cómo es uno de los proyectos más populares de #BNElab, el Juego Filarmónico https://t.co/mZ59lRRMIS pic.twitter.com/KFXJfQpD8Z
— Biblioteca Nacional (@BNE_biblioteca) 7 de junio de 2017
Un juego de composición para neófitos o músicos interesados
Uno de los detalles curiosos de este método de composición es que fue patrimonio común de interesados y de músicos. No solo animaba veladas donde cualquiera podía acabar sacando su particular (y aleatoria) música, sino que podía lanzarle un cable a un músico en sequía creativa. Además, para los especialistas, ayudaba a la investigación y profundización de las relaciones entre música y matemáticas.
Ahora, la BNE pone a disposición del gran público dos obras: una en pdf, antigua, con partituras y reglas de composición, a partir de compases numerados y el lanzamiento de un dado; por otro lado, una sección web donde se reproduce el proceso de lanzamiento y conformación de la obra, a cámara rápida, de modo que en cuestión de segundos tienes un tema listo para escuchar y compartir en tu red social.
Con la aseveración estadística de que no hay otro como el tuyo, ya que la posibilidad de combinación asciende a la friolera de 120 000 cuatrillones.
El llamado “Juego filarmónico” es un ejemplo de este sistema para crear música de manera aleatoria https://t.co/53P0RU1IqB pic.twitter.com/oyLQIvGypk
— Biblioteca Nacional (@BNE_biblioteca) 7 de junio de 2017
¿Qué música se compone con este juego?
La aportación de la BNE es la clásica: la música que se compone se denomina “Minué” y el juego que hace posible las combinaciones, “Juego filarmónico”.
El minué es de origen francés y su influencia caló en toda europa. Desde el s. XVIII era una de las formas de danza obligatorias para cualquier miembro de las clases acomodadas, por la cotidianeidad que llegó a tener en reuniones de ocio y solaz.
Pero no solo influyó en la danza y su inclusión en el estilo de vida y divertimento de algunos privilegiados, sino que acabó ocupando un hueco importante en la composición musical.
Un hueco efímero, pues a principios del s. XIX irrumpió con equivalente fuerza popular el vals.
Musicalmente, solía constar de dos partes, divididas en dos secciones, cada una de ellas de ocho compases. Cada sección se repetía, finalizando con la interpretación completa de la primera parte. Para que no sonase repetitiva, y aburriese en demasía, la segunda parte sufría cambios de timbre e instrumento, respecto a la primera, consiguiendo atraer de nuevo la atención del oyente o el danzante.
El Juego era un entretenimiento para reuniones sociales y también un estudio teórico de composición musical https://t.co/F8inofekUJ pic.twitter.com/N11CTC4Jnr
— Biblioteca Nacional (@BNE_biblioteca) 7 de junio de 2017