Después del exitazo del Rock & Ríos, que con 4 discos de platino fue el disco más vendido del año en España y también la gira que fue el evento Rock del verano junto a la visita de los Stones, el cantante granadino se embarcó para el año siguiente en un nuevo disco y gira.
Algunas segundas partes sí fueron buenas
El Rock de una Noche de Verano fue una buena continuación a todo lo vivido el año pasado. Un disco de contenido un tanto irregular, con una buena cara A, con grandes canciones como No estás sola, En la frontera, Antinuclear o la que da título al disco, pero luego tiene una cara B que no está a la altura, con más relleno que otra cosa.
Para ser justos, tiene canciones que no están nada mal, pero es un paso atrás de calidad respecto a la primera parte del LP y más si echamos un vistazo a los anteriores álbumes.
Destaca, sin embargo, la temática político-social de sus letras, en las que deja un poco de lado el barrio para ser un poco más global en sus inquietudes. También hay un momento donde repasar lo personal, en especial los dos primeros cortes, en especial, Retrato robot con letra de un incipiente Joaquín Sabina que narra los cambios en la vida del rockero granadino ante la llegada del éxito masivo.
A pesar de no ser un gran disco, este se vendió muy bien, estando entre los diez álbumes más vendidos de España.
De todos modos, lo mejor estaba por venir y fue la gira que llevó a cabo ese verano del 83.
Innovando en suelo patrio para variar, Miguel contrató algo inusual por entonces, como era un sponsor, en este caso KAS, asunto que le trajo alguna que otra crítica por plegarse al mercado y por los precios puestos en los Conciertos.
Al igual que el año anterior disponían de material técnico de altura, para el montaje disponían de dos escenarios, así mientras usaban uno para el concierto de turno, el otro se estaba montando para nada más llegar y tocar, y contaron con dos artistas teloneros: una cantante que estaba empezando, Luz Casal y un grupo que estaba finalizando como tal, de nombre Leño, en el que militaba un joven Rosendo Mercado.
En palabras de sus protagonistas, esta gira fue la profesionalización de la anterior y así lo pudieron constatar con 32 conciertos, llenando estadios de toda España. Todo un éxito.
Tras el éxito, la encrucijada
Tras finalizar la gira, hubo un merecido descanso. Al año siguiente, 1984 no hubo gira, pero sí disco y a finales de otoño publica La Encrucijada que supondría a nivel creativo el fin de un ciclo.
Rodeado del mismo equipo con el que había trabajado en los últimos discos y siguiendo el mismo procedimiento, este álbum tiene como novedad la incursión de la Música latinoamericana incluyendo tres canciones de artistas de más allá del charco en las 10 que componen el álbum. Nos siguen pegando abajo, de Charly García, Santiago de Chile, de Silvio Rodríguez y la más conocida del disco, Todo a Pulmón, de Alejandro Lerner.
La temática político-social sigue estando muy presente y además de las canciones mencionadas, otras como El Ojo del Huracán o La Ruleta Ruso-Americana van tocando tanto la problemática social en el mundo marginal de la droga como la guerra fría, entonces muy presente en el colectivo social.
En resumen, un disco que si bien no tuvo el éxito merecido tanto de público como crítica, es un buen álbum con un sonido potente, muy equilibrado en la elección de las canciones aunque quizás con el sonido y el uso de la instrumentación tecnológica de la época ha envejecido mal y sea un poco difícil de digerir, pero que sigue siendo un LP querido por muchos de sus fans.
Para el verano del 85 planearon una gira a lo grande, Rock en el Ruedo que posteriormente supondría el fin de una era para el cantante granadino.
Inicialmente, habían pensado en montar la gira en dos partes, una primera centrada en el interior del país que comenzaría en mayo, y luego una segunda etapa en agosto por la costa. Los conciertos tendrían lugar en plazas de toros con un escenario circular móvil montado de manera que estuviera girando y así todo el público tuviera ocasión de ver a Miguel Ríos y su show en plenas condiciones visuales.
El montaje en sí, costaba un pastizal, algo muy arriesgado, en su línea habitual pero esta vez la cosa no salió como pensaba.
Para promocionar la gira, se lanzó un recopilatorio de canciones que no eran otras que aquellas que llevaban como título, cada álbum sacado con polydor, desde La Huerta Atómica hasta La Encrucijada. Una idea un tanto estrambótica. La principal novedad era el single, Rock en el Ruedo, nombre que tenía la gira y que también recibió el recopilatorio que tuvo un recibimiento muy discreto.
La gira, Rock en el Ruedo, empezó de forma espectacular en la plaza de las ventas en Madrid, lo que para el cantante sería su cumbre artística, pero luego el desarrollo varió totalmente. Es posible que el iniciarla en mayo con la gente joven de exámenes influyera de manera decisiva o que la relación público-artista hubiera cambiado de forma que los fans ya no lo eran tanto, pero lo cierto es que las pérdidas económicas asomaron la cabeza de inmediato y para la segunda parte de la gira tuvieron que volver al modo clásico renunciando al montaje, pero a cambio recuperando el dinero perdido en la primera parte de la gira.
El fin de una era
El disco La Encrucijada y la gira Rock en el Ruedo marcaron el final de una etapa en la carrera musical de Miguel Ríos, sin duda la más exitosa de su carrera. A partir de ahora las cosas serían diferentes, pero él seguiría siendo el mismo culo inquieto que hizo el Rock&Ríos, invento la gira de la noche Roja, Los conciertos de rock y amor…, un tipo con muchos proyectos e ideas en la cabeza para llevar a cabo.