Tras la gira del 81, Miguel Ríos no tenía ganas de hacer otro disco de estudio. No le apetecía celebrar sus 20 años de carrera de esta manera, y persona inquieta que ha sido como siempre, no se le ocurrió otra cosa que ofrecer un doble disco en directo.

Lo curioso del asunto es que sería un disco en directo sin haber hecho gira previa, algo inaudito por entonces. Para ello, a finales de febrero se encerró con la banda durante nueve días en los estudios de Fonogram en Madrid para ensayar el repertorio que iban a ofrecer y grabar.

Para ello contaba con pesos pesados como John Parsons, Paco Palacios o Antonio García de Diego, siendo muy importante en esta maquinaría, el bajista Tato Gómez, quien comandaba al grupo durante el concierto.

La nota exótica, por decirlo de alguna manera, la ponía Thijs van Leer que tocaba teclados, flauta y programación electrónica. Resaltar además de la colaboración del guitarrista Salvador Domínguez, la inclusión de dos baterías que tocaban simultáneamente.

Su mano derecha era el productor Carlos Narea, responsable en buena parte de que este disco suene único y que no pierda calidad con el tiempo, siendo como dicen algunos el “Made in Japan” español, y para que todo esto se materializara tuvieron que llegar dos trailers con el Mobile One, el mejor estudio móvil de entonces, con 48 pistas.

El repertorio que en los últimos años había acumulado Miguel Ríos era sensacional y bien combinado podía dar el resultado que finalmente dio, una selección de canciones increíble, con una fuerza total, un chute de Ruequenrol apasionante: Nueva ola, un caballo llamado muerte, rocanrol bumerang, Santa lucía, Al Andalus…

La sorpresa fue la inclusión de cuatro canciones inéditas, un punto positivo más en este doble disco.

Generación límite y reina de la noche era grandes canciones que sumaron más de la cuenta en el setlist, pero las otras dos se convirtieron en auténticos clásicos. Una de ellas fue esa descripción de la vida de un músico en carretera como es el blues del autobús, con letra de Víctor Manuel, y la otra una de sus canciones más emblemáticas junto a Santa Lucía y el Himno a la alegría, Bienvenidos.

Bienvenidos

Andaban Miguel Ríos, Tato Gómez y Carlos Narea elaborando el repertorio y no daban con la canción que abriera el concierto. En esto que Gómez, casi de casualidad da con un riff, que impulsa al cantante a escribir la letra de una canción que engloba todo lo que para él es un concierto y la relación con el público, y así de un tirón sale Bienvenidos, canción que no solo abriría el Rock&Ríos sino gran parte de sus directos a partir de entonces.

En los días 5 y 6 de marzo tienen lugar los dos conciertos destinados a conformar el Rock&Ríos, pero el primero de estos resulta un desastre técnico y así no tienen más remedio que encomendarse al siguiente para que todo salga bien.

Por suerte, el segundo concierto salió de lujo, a pedir de boca. El grupo sonó compacto, resultado de muchas horas de ensayo. Unas canciones bien colocadas en cada momento preciso, con un inicio demoledor, con una serie de canciones con una fuerza total, algo que repetiría en sus conciertos, solo basta con escuchar el directo de su última gira Bye Bye Ríos.

Además, incluiría por vez primera una versión en directo de Himno a la alegría, dado que en anteriores giras le resultaba imposible, para finalizar los conciertos, fiel a su estilo, con un medley de rock madrileño.

Todo un homenaje a sus compañeros de viaje.

La edición de Rock&Ríos

Los masters de la grabación se envían a Londres donde se pule el sonido, y cuando el álbum ya está en la calle, se emite una parte del concierto por televisión en hora punta, lo que como promoción es inmejorable. Eso hace que el disco empiece a venderse como rosquillas.

Luego, con el apoyo creciente de los medios, llega el tour que va a llevar a Miguel y su banda por toda la geografía española durante todo el verano de 1982 en 60 conciertos. El evento más importante tras el mundial de fútbol celebrado en España. Todo esto no es fruto de la casualidad, ni flor de un día, sino de un trabajo continuo de años, y de la calidad que sus últimos discos estaban anticipando.

Rock&Ríos no fue solo el disco más vendido del año, sino de toda la historia del rock nacional. Mucha gente vio con él su primer concierto en directo, descubriendo el rock español y así, este dejaba de sonar de manera amateur para poder escucharse como bien merecía. Si Miguel Ríos ya era un tanto conocido, a partir de la movida del verano del 82, lo sería de manera general, como uno de los grandes, como el tiempo ha ido luego demostrando