Las condiciones climatológicas le han impedido que florezca antes. Ourense es uno de los puntos rojos en cuanto a la presencia de la acacia dealbata, o mimosa, como aquí le decimos. Su flor es una bolita amarilla muy agradable a la vista y al tacto. Su perfume, al aire libre, es embriagador y sugerente, fuerte. Los mayores suelen advertir del mismo cuando uno prepara una ramo con ellas: ojo, que su olor es penetrante y, en cerrado, puede llegar a dolerte la cabeza.

Su belleza, en estas semanas de floración, es un peligro para los alérgicos. Y ya no digamos para la flora local.

Vino para quedarse

La mimosa prendió pronto en nuestra tierra y sus gentes. Traída de las andanzas apostólicas de fray Rosendo Salvado, allá por las lejanías australianas, halló un hueco en muchos jardines y bosques.

Su adaptabilidad, la resistencia a nuestras condiciones climatológicas y el uso que se le daba, la convirtieron en toda una atracción, tanto para los agricultores como para los decoradores, o los particulares que gustaban de su amarillo brillante y su perfume penetrante.

La cosa llegó a tal punto que fue motivo de celebración. Como ejemplo, dos puntos distantes: Italia y Ourense.

La mimosa como motivo de fiesta

En Italia, cada 8 de marzo, la flor de la mimosa se hace presente en las calles y casas donde se quiere reconocer el valor de la mujer.

Es la flor que han elegido, al menos desde 1946, para festejar el Día de la Mujer. No solo se regalan ramos, sino que hasta hay dulces con un particular color amarillo, que recuerda la bolita amarilla de la mimosa.

En Ourense, la cosa fraguó en O Carballiño, donde celebran, desde 1967, la Festa da Mimosa, promovida por una institución cultural local, O Casino.

En sus primeros años contó con literatos de la altura de don Ramón Otero Pedrayo, se realizaban sonados bailes y cenas, además de elegir a una reina da mimosa y sus damas de honor. Vinculados a tal festejo se realizaban concursos de poesía, disertaciones y declamaciones, poniendo siempre en el centro la belleza de la flor, la lozanía de las mujeres y la bonhomía de la villa del Arenteiro.

La mimosa como motivo de precaución

Pero no todo son halagos para esta planta que, si la dejan, sube hasta convertirse en un fibroso árbol. Actualmente, son muchos quienes la miran con desconfianza, ya sea por la alergia, ya por su impacto negativo en el suelo y la flora, ya por su costosa eliminación.

La acacia dealbata es la primera planta invasora de una lista elaborada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación, y Medio Ambiente. Su impacto en el suelo donde prende es negativo: acidifica el terreno, bajo su sombra no se desarrolla la flora local (a la que desplaza), crece descontroladamente y rebrota tras los frecuentes incendios forestales.

Actualmente, no se le conocen aprovechamientos económicos, ni de otro tipo, cosa que sí sucedía en el pasado. En san Juan de Louredo, Ourense, se la usaba para estacas, en los trabajos vitivinícolas, para hacer carbon vegetal y, en menor medida, como decoración.