Como comentábamos en la primera parte (La dictadura del arte clásico que torturó al Barroco) El Greco fue uno de esos artistas que se vio en el medio de todo este proceso de transición donde no pertenecían completamente a nada. Ni los renacentistas lo acogían ni tampoco podían marginarlo porque no era completamente Barroco. Y pensaréis, ¿de qué servía esto? Esto les condenaba a ser considerado anticlásicos y por lo tanto, estaban destinado a ser considerados artistas decadentes además de estar en el olvido de la historiografía.

La salvación de lo anticlásico, el Manierismo

Afortunadamente, a principios del siglo XX, con el inicio de las vanguardias se volvió a dar valor a este Arte acuñando el término Manierismo como método de rescate para todo arte anticlásico pictórico, escultórico y arquitectónico. Por fin, la dictadura de lo clásico estaba terminando.

¿De dónde viene el término Manierismo?

Este término se originó a raíz del término maniera que al contrario de lo que se puede pensar, era un término positivo que en resumidas cuentas aludía a un estilo elegante, refinado y culto. Vasari habla de él y lo incluye en una de las cinco cualidades que hacían al arte del siglo XVI mejor que al arte del siglo XV. Rafael sería portador de la maniera de Vasari.

El término se utilizó para elaborar el Manierismo que recogía a los artistas del siglo XVI que siguieron la maniera. Esto era, por lo tanto, la manera que habían fijado los grandes maestros como Rafael. Según John Shearman, el nacimiento del Manierismo nos lleva al año 1520 en la ciudad de Roma. Por supuesto, estaba totalmente diferenciado de los últimos resquicios del Renacimiento.

El estilo manierista entonces se formaría de un aspectos en particular de la obra de Rafael: la elegancia.

Rafael era el artistas de la elegancia, de la maniera aunque siguió a Miguel Ángel en sus última etapas con movimientos bruscos y una tendencia a lo dramático. Sin embargo, el Manierismo decide quedarse únicamente con la elegancia. Este estilo se caracterizaría además por:

  • La destreza
  • La abstracción de las apariencias ya las conductas naturales
  • La fantasía bizarra
  • La complejidad
  • La inventiva

Sin embargo, como suele ocurrir, este factor dramático y brusco de Miguel Ángel que estábamos desechando, también debe estar incluido entre los elementos que formar el Manierismo, según otros autores. Estos dos elementos serán los que funden las bases del proto-barroco.