En el año 1418 comenzaba el concurso para construir la cúpula de la catedral de Santa María de las Flores de Florencia. Esta será una fecha señalada ya que representa el cambio de mentalidad de la arquitectura gótica hacia la mentalidad humanista del Quattrocento. Esta obra acaba en el año 1436, una fecha donde no estaba claro el camino estilístico a seguir.
El plano de Santa María de las Flores por Arnolfo di Cambio
Aunque ya se habían construido algunas obras que marcaban ese cambio incipiente en el estilo como por ejemplo la loggia dei Lonzi realizada entre los años 1376 y 1381, a modo de sala de recepciones.
La decisión de realizar la catedral ya se había tomado en el año 1296. Arnolfo di Cambio (1232-1310) ya había sido encargado con la obra en ese mismo año.
En su proyecto, la había compuesto de una planta central octogonal cubierta por una gran cúpula. Pero el proyecto sufrió cambios hasta estar formado por tres naves cubiertas por bóvedas de crucería. Los que llevaron a cabo estos cambios fueron Andrea Pisano, Francisco Talenti y Giovanni di Lapo. Aunque cambiaron muchos elementos, decidieron quedarse con la gran cúpula sobre planta octogonal coronando el crucero. El proyecto de la cúpula era tan amplio (45 metros de diámetro y 100 metros de altura) que pensaban que sería técnicamente imposible de realizar.
Santa María y el proyecto que llegó hasta la actualidad
En el año 1368, ocho maestros realizaron una maqueta y para el año 1410, la cabecera ya estaba terminada y quedaba solo por levantar el tambor octogonal que sustentaría la gran cúpula. Es entonces cuando se convocó el concurso en el año 1418 para llevar a cabo todo el proyecto.
Se presentaron muchos candidatos ya que fue un evento muy aclamado en toda Italia. Al final, se encargarían de llevar a cabo la obra Lorenzo Ghiberti y Filippo Brunelleschi aunque a partir del año 1423 se quedaría solo Brunelleschi.
Para poder levantar la cúpula tuvo que pensar en un buen sistema de contrarresto de fuerzas para que la cúpula no cediese por el peso y terminase cayendo.
Después de reflexionar la mejor opción, decidió insertar contrafuertes transversales además de proporcionar a la cúpula un armazón que fue construido nivel a nivel. Para terminar y dejarlo todo bien asegurado, añadió tres absidiolos pentagonales alrededor de la cúpula grande. Una vez todo listo, aunque las predicciones afirmaban lo contrario, la cúpula sigue a día de hoy erigida.