En la versión de la ópera Carmen del director de escena Leo Muscato, la protagonista no termina asesinada por su ex pareja, como en la versión original, sino que la cigarrera mata a su agresor en defensa propia. Este cambio radical, ha provocado el abucheo del público en el preestreno de la famosa obra de Bizet, en el Teatro del Maggio Musicale de Florencia.

El director de escena de tan polémica versión, ha explicado que el cambio en el desenlace busca denunciar el incremento de feminicidios en Italia (una mujer asesinada cada tres días) y ha añadido que la repulsa contra la Violencia de género está presente en todo el argumento, al incidir en la personalidad obsesiva y violenta del personaje de D.

José.

La ópera Carmen del compositor Georges Bizet, está basada en una novela romántica de Prospero Mériméé, escrita en la primera mitad del siglo XIX. Tanto la novela como su versión operística hacen gala del folclorísmo y el exotismo que inspiraban los temas españoles y que tan de moda estaban en la época. Carmen cuenta la historia de una independiente gitana contrabandista de tabaco y de sus amores con el cabo don José y el torero Escamillo. La obsesión del posesivo militar hacia Carmen, culminará en el asesinato de ésta por su ex pareja. Desde su estreno en 1875 en París, versión tras versión el personaje del asesino D. José fue victimizado y el asesinato de Carmen presentado como una lógica consecuencia de la conducta “ libertina” de la cigarrera.

Vieja ópera, nuevas versiones

Han tenido que pasar más de 130 años, para que se cuestione el punto de vista sobre el asesinato de Carmen, En los años 80 del siglo 20, una innovadora y también polémica versión del controvertido director de escena Calixto Bieito, se atrevió a destrozar el arquetipo de femme fatal con el que había sido representado el personaje de Carmen, presentándola como una mujer libre, con capacidad de elegir como vivir y a quien amar.

En el montaje de Bieito, Carmen se convierte a los ojos del público en una víctima de violencia machista y la ópera, en una dura reflexión sobre la violencia hacía las mujeres. Sin embargo, en su reciente reposición en el Teatro Real de Madrid, unas presuntas ofensas a la bandera española aparecidas en el montaje, desviaron la atención de la opinión pública.

Otras direcciones artísticas de posteriores montajes de Carmen, continuaron por la senda abierta por el rupturista montaje de Bieito. De estos destacan, el del argentino Lombardero y el de la española Ana Zamora, en la versión en castellano estrenada en 2014 en el Teatro de la zarzuela.

Si estos montajes fueron admitidos sin el mayor reparo tanto por crítica como por público, cabría preguntarse por qué el reciente montaje de la ópera en Florencia, ha llevado a la pataleta al respetable y a buena parte de la crítica. Si ha sido a causa de una defensa a ultranza de los clásicos o si tan magna indignación tiene que ver con que una mujer deje su papel de víctima y logre defenderse de su agresor.

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