Si algo sabemos del artista Miguel Ángel es que siempre se ha intentado dejar en segundo plano su vida amorosa e incluso se alude a él como a una persona asexua,l para quitarnos de encima la responsabilidad de investigar y llegar al meollo de la cuestión. Y es que, Miguel Ángel era homosexual. Ya en 1550 El gran Vasari lo incluye en sus obras y es un buen momento para sacar a relucir un aspecto importante de la vida del pintor que encima estará resaltado en sus obras y en sus cartas.

Su vida

Su nombre al completo es Michelangelo Buonarroti y vivió a lo largo del último tercio del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI.

Gracias a sus propias cartas podemos decir que Miguel Ángel tenía mucho carácter, pero no dejó de ser un ser humano, valga la redundancia. Tuvo una vida con problemas donde había faltas de pagos papales, una familia con necesidades económicas además, de intentar siempre buscar la mejor materia prima para realizar sus obras en conjunto con la exigencia que tenía hacia sí mismo.

Los amores de Miguel Ángel

En una época donde la homosexualidad no era aceptada, intentó esconder sus propios sentimientos y su tendencia sexual bajo la capa de las teorías neoplatónicas del amor. Ponía mucho esfuerzo en ello, lo que venía seguido de momentos llenos de amargura. Por ejemplo, tuvo una relación con Vittoria Colonna, una mujer viuda pero se basaba en el amor que tenía hacia la poesía, algo que ambos compartían.

A veces se utiliza esta tapadera para aprovechar y tapar su identidad sexual verdadera.

Su verdadera sexualidad

Miguel Ángel fue un hombre que amo mucho pero nunca pudo llevarlo hasta el final. Es decir, nunca puso expresarse abiertamente por la sociedad en la que vivía y eso le obligaba a hacerlo mediante sus obras.

Amó a un chico llamado Cicchino dei Bracci, con un buen puesto en la sociedad pero murió al año de haberlo conocido.

El artista le dedicó 48 epígramas funerarios además de diseñar la tumba del joven. Otro de sus amores fue Giovanni de Pistoia. Lo conoció cuando Miguel Ángel estaba trabajando en las obras de la Capilla Sixtina.

No fueron todas relaciones normales, estuvo con un chico llamado Gerardo Perini que le robaba o con otro chico llamado Febo di Poggio con el que mantuvo una relación frustrada además, de que el chico le fue infiel numerosas veces.

Su último y mayor amor

Si pensábamos que todo le iría de mal en peor, tuvo la suerte de conocer a Tommaso dei Cavalieri. Lo comenzó a cortejar en 1532 y su relación quedó plasmada mediante las cartas que se escribieron con un carácter muy intenso y tórrido.

Según Vasari, le profesó un amor intenso y llevado por toda la pasión, mucho más que a ningún otro. Y no es que no tengamos pruebas, su relación quedó plasmada en 300 sonetos y madrigales además, Miguel Ángel realizó muchos dibujos dedicados a Tommaso. Entre estas obras destacan El sueño de 1533 y El Rapto de Ganímedes de 1533 también.

Por si fuera poco, mantuvieron su relación durante 30 años, comenzó en un amor intenso para transformarse en una relación de confianza, amistad y fidelidad.

Al fin y al cabo, tener una relación homosexual era impensable aunque en el fondo de sus corazones, real.

Esta relación fue tan intensa que Cavalieri aún casado y con hijos, fue el mejor amigo de Miguel Ángel hasta que que llegó su muerte.