El problema es que, todavía, sigue sin poder ser visitado. Diversos problemas, relacionados con la conservación, mantienen cerrado el Templo de Debod, una completa construcción egipcia en Madrid.

Su historia comienza cara el s. II a. C. y las diversas adiciones de reyes, gobernadores, peregrinos y curiosos, lo convierte en un archivo pétreo con multitud de sorpresas. Cedido por el gobierno egipcio a España en 1968, en 1970 sus piedras embarcaron a Valencia y, a continuación, se trasladaron en camiones a Madrid. Allí, en el antes conocido como Cuartel de la Montaña, se erigió de nuevo, en la misma posición original, y se inauguró en 1972.

Origen, desarrollo y avatares históricos

La ciudad de Debod se situaba en la denominada Baja Nubia, cerca de la primera catarata del río Nilo. En el s. II a. C., el rey Adijalami, sobre las ruinas de un templo, eleva otro nuevo, dedicado a los dioses Amón de Debod e Isis de Filé. Esta capilla es el núcleo de la actual construcción.

Hay que señalar que los santuarios de este tipo no eran plenamente conocidos por los fieles. No podemos pensar que son como nuestras actuales iglesias, accesibles a todos. Por el contrario, los templos solo podían ser visitados en parte por el pueblo.

Había departamentos que eran accesibles únicamente para el sumo sacerdote o el rey. Y eso en determinados momentos del año.

El templo es la casa del dios y sus fieles solo llegaban a cierto punto.

Posteriores reyes, provenientes del Norte de Egipto, completan y aumentan la construcción original, acercándose a la imagen actual que se ve en Madrid.

Así, gobernadores como los Ptolomeo VI, VIII y XII lo dotan de nuevas capillas, terrazas y representaciones de los dioses.

Tras la conquista romana, hacia el 30 a. C. se le añaden nuevas construcciones y la fachada y el vestíbulo se adornan con imágenes y escenas que representan a Augusto. Poco más de 6 siglos más tarde, este y otros muchos templos de la zona, son clausurados, por considerarlos paganos y de culto demoníaco.

Es en el s. XVIII cuando se redescubre y se documenta, progresivamente, su existencia y su estado. Las visitas aumentan y hasta se convierte en una atracción turística.

1898 y 1970 son dos fechas que marcan su última estancia en el lugar original de construcción. Son las fechas de las construcciones de las presas de Asuán, las que irían anegando multitud de poblados y templos. Entre ellos, el de Debod. Este, antes de su desmonte y traslado, pasaba entre 9 y 10 meses al año bajo el agua, quedando profundamente erosionado.

La solución que se ofreció, al igual que otras construcciones, fue la del desmantelado y reconstrucción posterior. Una década estuvieron sus piedras amontonadas, hasta la cesión (que no regalo) a España de este templo.

Los continuos cierres al público

Actualmente, como ha pasado en estos años, sigue cerrado al público. Hasta hace poco, se controlaban las visitas, de modo que el interior no se resintiese por las aportaciones de calor y humedad de los visitantes.

En el aire queda la fecha de la apertura cotidiana y los planes de conservación, tanto del interior como del exterior, afectado por la acción humana, animal y climatológica de Madrid.