La justicia argentina tiene en la mira a la actual senadora Nacional y expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien por estos días está vinculada a un caso que tomó resonancia el último día del mes de julio.
La causa es conocida como “los cuadernos de la corrupción”; detalla los negociados oscuros de exfuncionarios públicos de la gestión kirchnerista. El juez Federal en lo criminal Claudio Bonadío también puso en el ojo de la tormenta a muchos empresarios que participaban de la concesión de las obras públicas.
Hasta la fecha hay un total de 38 imputados, 15 detenidos y 10 de ellos se sometieron a la “figura del arrepentido.
La exmandataria suma otra causa penal en su contra
El pasado lunes por la mañana, la actual senadora nacional, se presentó en el Palacio de los Tribunales Federales de Comodoro Py para prestar declaración indagatoria en la causa que la coloca en una supuesta participación principal. Su citación ya estaba planificada desde el primer día del mes, su paso por el edificio, que está ubicado al este de la Capital Federal, en la céntrica Ciudad de Buenos Aires, tenía el objetivo de comprobar su vinculación con el caso.
Fiel a su estilo opulento, la exmandataria se movilizó por los pasillos del Palacio haciendo gala de su slogan popular de “abogada exitosa”. Su declaración testimonial fue la presentación de tres escritos; en ellos afirmó, que no tuvo participación ni relación con lo redactado en los ocho cuadernos que componen la causa y pidió el apartamiento de Bonadío y del fiscal Carlos Stornelli.
Sin embargo, su figura pública sigue en retroceso. Las últimas declaraciones de “los arrepentidos” dejan al descubierto que toda la operatoria se hizo bajo el conocimiento de la ex y de su difunto, su antecesor Néstor Carlos Kirchner; mencionan, además, que el punto donde se reunía todo el dinero, eran las propiedades que tiene actualmente la senadora en la ciudad de Buenos Aires y en el Calafate.
Precisamente el pasado dos de agosto, el juez Bonadío pidió permiso a la Cámara de senadores para realizar el allanamiento a esos bienes, que cuentan con la inmunidad de un legislador que tiene fueros parlamentarios; la discusión fue suspendida dos veces en forma consecutiva, la segunda sesión no contó con el quórum requerido para aprobar la petición.
La operación de los bolsos
La historia es compleja y los testimonios de quienes están bajo la “ley del arrepentimiento”, declararon sobre las maniobras que se ejecutaban para tener la adjudicación de una obra pública y sobre la acumulación del efectivo en dólares, que luego eran almacenados en algunas propiedades de la senadora.
En ese marco, en la trama aparecen los empresarios contratistas del Estado, que pagaban sobornos a funcionarios del Ministerio de Planificación Federal, que en ese entonces estaba bajo el mando de Julio De Vido (el Súper ministro hoy apresado en la cárcel de Marcos Paz, acusado de tener participación inicial en dos hechos de corrupción); el objetivo de esa gestión era conseguir la licencia para el desarrollo de las obras públicas financiadas por el Estado Nacional.
En el mismo rumbo, los allegados a ese ministerio recolectaban el dinero en bolsos, que después serían acopiados en un departamento de la Capital Federal, que actualmente pertenece al matrimonio ex presidencial. Según las confesiones, el destino final de todo lo recaudado sería el Calafate, en Santa Cruz, donde la expresidenta tiene sus hoteles El alto Calafate y las Dunas y su propiedad particular.
Toda esta trama se dio a conocer mediante los ocho cuadernos que fueron entregados a la justicia durante el mes de marzo; las escrituras pertenecerían a Oscar Centeno el chofer que Roberto Baratta, cercano al ex Ministerio de Planificación, habría contratado para desarrollar toda la operatoria de traslado de los bolsos.
Aun que son solamente fotocopias del original, relatan paso a paso la operatoria fraudulenta del gobierno kirchnerista. Según dijo su mismo autor, los originales podrían haber sido destruidos, no se sabe si la destrucción se ejecutó con intencionalidad o si simplemente fue la obra del descuido.