En la última encuesta del Instituto Paraná, el aspirante a la primera magistratura brasilera, Jair Bolsonaro aparece como primero en la lista, al conseguir una intención de voto del 23,4% en el estado de São Paulo, el mayor colegio electoral del país, con un 21,33% de la población.
El segundo en la contienda sería el gobernador paulista Geraldo alckmin, quien obtendría en la consulta un 22,1%, y el expresidente Lula Da Silva quedaría de tercero en la carrera, con un 19,7%, en caso de que consiguiera librarse del pedido de cárcel y participar en los comicios del presente año.
Si el exmandatario izquierdista no pudiera aspirar a la magistratura de Planalto, el candidato más fuerte de su partido (PT) sería Fernando Haddad, quien gozaría de una popularidad del 6%, según el mismo estudio.
Bolsonaro contra el sistema
La principal oferta del candidato del PSL, Jair Bolsonaro es hacer frente al entramado de corrupción, que según investigaciones judiciales involucraría a gran parte de los funcionarios públicos federales, según se evidencia en las acusaciones por el escándalo de Mensalão y la operación Lava Jato.
Otra de las propuestas del aspirante liberal a la presidencia sería el desembarazo del gobierno federal, la disminución de la burocracia y la transferencia de competencias a gobiernos regionales y locales, que hoy se encuentran centralizadas en Brasilia.
Migrantes en el foco de la campaña
En distintas oportunidades, el abanderado del PSL ha dicho que siente preocupación por el caso de los refugiados venezolanos en el Estado de Roraima, el más despoblado del país, que hoy enfrenta una crisis laboral, sanitaria y seguridad, provocada por el éxodo masivo de venezolanos de su país, como consecuencia del comunismo.
Para Bolsonaro sería una prioridad atender a los brasileros y venezolanos en Boa Vista, pero ha manifestado la necesidad de “sacar a Nicolás Maduro del poder”. Además ha criticado a la administración actual del presidente Michel Temer por tomar medidas superficiales, respecto al país vecino.
La campaña anti-sistema, señalada por los simpatizantes de la izquierda como una oferta de “extrema derecha”, propone además la implementación del porte de arma para civiles y la mejora en el equipamiento policial para luchar contra la inseguridad, problema que representa una de las peores preocupaciones en algunas de las ciudades del país, especialmente en Río de Janeiro, donde ha sido electo como diputado federal.