Nuevamente se está debatiendo en argentina el cambio del sistema electoral y la Boleta Única Electrónica (BUE) surge como alternativa al sistema de boleta múltiple mediante el cual cada partido provee de su propia papeleta.

En este nuevo sistema el votante recibe una boleta en blanco, la introduce en una máquina donde elige sus candidatos y luego se imprime su voto en la boleta en blanco, además de cargarse en un chip que tiene integrado el papel que ayuda al escrutinio.

En esta nota se expondrán los principales mitos sobre este sistema.

Esta alternativa se presenta ante los constantes problemas que se presentan en las elecciones como por ejemplo la desaparición de boletas de distintos partidos, el elevado coste de tener que imprimir boletas para todos los partidos, los problemas a la hora de confeccionar las actas finales donde muchos partidos terminan con 0 votos, los problemas a la hora de cargar en el sistema los telegramas generando carga sesgada de los datos y tantos otros.

Este sistema se implementa desde 2009 en la provincia de Salta, obteniendo visibilidad nacional a partir del 2015 cuando el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires empezó a utilizarla.

En ambos casos no se registraron grandes problemas ni inconsistencias entre el recuento provisorio y el definitivo.

Es un voto electrónico

No, en la Boleta Única Electrónica hay un papel en blanco que se imprime a través de una máquina y ese papel se introduce en la urna. En el voto electrónico no hay ningún respaldo en papel, se elige la opción en la computadora y la información viaja a través de la red.

Si bien esto puede darse a debate ya que la BUE necesita del uso de la tecnología, es importante diferenciarla de lo que comúnmente se conoce como voto electrónico donde la urna no es tangible. A lo sumo, este sistema es un híbrido entre el voto electrónico y el voto de papel tradicional.

Ya fue implementada en países importantes y fracasó

No, lo que se utilizó en esos casos es el voto electrónico, es decir que no había ningún formato en papel. Ningún país utilizó la Boleta Única Electrónica. Por lo tanto no hay país alguno que sea comparable con este sistema.

Con un software fácil de usar se puede cambiar lo que votamos

El único que toca nuestro voto siempre es el presidente de mesa, los fiscales no pueden tocarlo. Si existiera un software que permitiera hacer esto, sería lo mismo que si alguien agarrara tu boleta y la tirara o la cambiara por otra. Además, el voto no solo se carga en el chip de la boleta sino que también se imprime, por lo que cuando se va a contar se notaría la inconsistencia.

Se viola el secreto del voto

Tampoco, una vez que se imprime solo el elector toca el voto, de modo que no hay forma de que se acerque cualquier dispositivo al chip del papel. Si la hubiera sería lo mismo que cualquier persona se acerque a vos y abra tu sobre antes de meterlo en la urna.

Si se rompe una máquina se frena la votación

Las máquinas funcionan únicamente como impresoras. Si una máquina se rompe fácilmente se puede utilizar otra, lo único que importa es la urna en donde se pone el papel impreso.

Es un sistema prescriptivo para las personas de tercera edad

Si bien se empieza a utilizar tecnología y eso puede generar miedo entre los adultos mayores, la verdad es que es un sistema muy intuitivo y fácil de usar. Además los procesos de implementación tienen capacitaciones en el mismo lugar de la votación e incluso el mismo presidente de mesa puede asistir a la persona, siempre resguardando el secreto del voto.