El progresismo dejó el poder en Argentina por haber fracasado, principalmente, en tres ejes específicos: inseguridad, corrupción y economía. Una vez cumplidos sus primeros tres años, el presidente de centro-derecha, Mauricio Macri, no logra resultados prometedores que le permitan soñar en 2019 con su reelección ya que ahora su caudal de votantes viene alimentado por el rechazo a otros candidatos más que por el amor al líder de Cambiemos. De cara al año que viene deberá analizar cómo tratar estos tres ejes.

Economía

Si la última gestión de Cristina Kirchner se caracterizó por un estancamiento económico, los tres años de Macri fueron un fracaso rotundo desde todo aspecto económico posible, empeorando casi todo indicador.

Según la Universidad Católica Argentina, la pobreza por ingresos subió 5 puntos mientras que para Unicef la pobreza estructural infantil llega a la mitad de la población. El 2018 cerrará con una inflación cercana al 41%, la más alta desde el fin de la hiperinflación de 1991, con un aumento del dólar en la gestión que pasó de $9,84 hasta un pico que superó los $40.

En cuanto al poder adquisitivo, es decir la capacidad de compra de los trabajadores, solo este año se perdió, en promedio, más de 10 puntos salariales. Cabe destacar que en 2016, primero de la gestión PRO, la caída fue de 5,7%. En estos tres años se perdieron más de 100 mil empleos industriales, llevando la desocupación al 9,7%, muy cerca de los dos dígitos.

Finalmente, el PBI en 2018 registrará una caída de más del 2% llegando a ser incluso peor que el PBI heredado en 2015.

Los datos son lamentables, y uno de los más preocupantes es el del aumento de la deuda, que pasó a representar el 62% del PBI, siendo gran parte de este aumento producto de créditos con el FMI utilizados para pagar la deuda contraída por el mismo gobierno.

En términos de déficit se pasó de un 5,2% a un 5,7%, pero mientras en un primer término los intereses de deuda representaban el 27%, ahora ascienden al 44% y seguirán creciendo en 2019.

Con todos estos datos la estrategia del gobierno solo puede apuntar a un lugar: No hablar de economía.

Corrupción

La subida en las encuestas de Cristina Fernández de Kirchner, instalándose en un empate técnico con Mauricio Macri para la presidencia de 2019, realza el miedo de sectores antikirchneristas a que se instale en Argentina un sistema de impunidad.

Sin embargo, pocas medidas puede presentar el macrismo a favor del combate a la corrupción, siendo la aprobación de la ley del arrepentido la única de magnitud importante.

Varias causas y denuncias de corrupción han atravesado esta gestión. El intento de perdonar una deuda millonaria a la empresa Correo Argentino, que era controlada por Franco Macri, padre del presidente; la modificación por decreto de una ley que permitió blanquear dinero a familiares de funcionarios, entre ellos el hermano del presidente; la falsificación de aportantes para blanquear dinero de destino incierto en las campañas electorales, sobre todo en la de la provincia de Buenos Aires; conflictos de intereses varios, como por ejemplo Juan José Aranguren con Shell, Mario Quintana con Farmacity o el mismo Macri con Avianca; y un largo etcétera.

Si bien es cierto que hay una fuerte presión del gobierno al poder judicial, por ejemplo las causas contra el hermano del juez Ariel Lijo, quien tiene investigaciones que comprometen al presidente, también es real que se empezaron adelantar causas de la época del kirchnerismo y que parecía que iban a quedar impunes. Más allá del abuso de la prisión preventiva, que a la mayoría de los medios y opinión pública no le interesa, algunos ven como un logro que se dio a partir del cambio de gobierno.

Seguir apuntando a estas causas debería ser una estrategia fundamental en Cambiemos para frenar el ascenso de Cristina Kirchner, aunque propuestas como permitir que las empresas aporten dinero a las campañas políticas, algo que hoy se hace pero en negro, no es algo que ayude a este fin.

Restará ver cuánto se puede avanzar en este sentido sin que salpique al gobierno, por ejemplo la causa denominada “Cuadernos K”, pero por la que declararon Ángelo Calcaterra y Gianfranco Macri, primo y hermano del presidente, respectivamente.

Inseguridad

En un país que sufre mucho la inseguridad, o por lo menos existe la percepción de la gravedad del problema, la opinión pública no demanda soluciones a largo plazo y racionales, sino que busca medidas cortoplacistas y de alto impacto, lo cual se conoce como mano dura. El gobierno tiene un exponente claro al respecto que es la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la ministra con mejor imagen de todo el gabinete.

El gobierno defiende este discurso de mano dura, de actuación policial, de encarar el tema desde el lado represivo, como la creación de la policía de la Ciudad, que desde el lado de la contención social.

Un ejemplo claro es la defensa del policía Luis Chocobar, quien, estando de civil, persiguiendo a un delincuente le dio varios tiros por la espalda hasta que lo mató, a pesar de que ya había cesado todo peligro inminente. A pesar del procesamiento judicial, el gobierno, Bullrich específicamente, defendió este accionar al igual que gran parte de la opinión pública.

Como posible acto de lanzamiento de campaña, recientemente Patricia Bullrich lanzó una nueva resolución de actuación policial en donde dice, entre otras cosas, que “se hará uso de las armas de fuego (…) para impedir la fuga de quien represente ese peligro inminente, y hasta lograr su detención”, habilitando que una policía poco profesional, en mal estado y que tiende al abuso y al gatillo fácil pueda disparar aun no existiendo un peligro a su propia vida.

Los datos de inseguridad son los más difíciles de encontrar pero puede verse que en la provincia de Buenos Aires la tasa de investigaciones de homicidios cayó un 27%, disminuyendo en 2017 hasta el 5,3 cada 100 mil habitantes. Por otro lado la tasa de robos bajó hasta un 7% cada 100 mil habitantes y aumento un 95% la cantidad de víctimas rescatadas de la trata. Finalmente hubo un incremento de 120% de incautación de cocaína.

En pocos ámbitos el gobierno puede mostrar resultados favorables, por lo que quedará claro que la inseguridad y el narcotráfico serán claves en la campaña electoral del año que viene, respaldado, por ejemplo, con medidas como la prohibición de los “trapitos” y “limpiavidrios” en la Ciudad de Buenos Aires.

Los rumores de una Bullrich como candidata a vicepresidenta son solo eso por ahora, rumores, pero sí es lógico pensar en una mayor exposición de la ministra con la esperanza de que estos datos se traduzcan en votos.

Estrategia

En el 2019 habrá una lucha por instalar agenda, mientras el gobierno buscará poner la cuestión de la inseguridad e ir colando de a poco el tema de la corrupción, la oposición seguirá enfocándose en la economía ya que si bien el kirchnerismo tiene varios problemas de su época, también tiene varios datos optimistas para mostrar.

El problema es que Cambiemos se queda sin herramientas y ni siquiera la corrupción, el eje que los llevó al gobierno en 2015, es algo que puedan utilizar a la ligera.

Por un lado porque están empezando a verse manchados para la opinión pública. Por otro, porque el ataque solo afecta a Cristina Kirchner, suponiendo que será candidata, pero otros opositores no se ven manchados por los grandes medios, e incluso si ella cediera su lugar hay muchos candidatos que pueden representar al kirchnerismo sin causas en su haber.

Ya cumplidos los tres años de gestión Macri, la reelección, que al principio parecía asegurada, empieza a flaquear y dependerá no tanto por las actuaciones del gobierno sino por la reconfiguración del espacio opositor.