Aunque su nombre, tostadas francesas, parezca indicar que es un plato que viene de Francia, en realizad no es así. Pues no solo reciben ese nombre, también son conocidas como tostadas españolas, tostadas alemanas, pan de huevo o los caballeros pobres de Windsor, entre otros nombres.

En el Imperio Romano ya existían

De hecho, las pruebas de la existencia de las tostadas francesas se remontan hasta nada más y nada menos que hasta una colección de Recetas de Apicius que datan del siglo V en pleno Imperio Romano. En esa época el plato era conocido como “aliter dulcia” que se puede traducir como: otro plato dulce.

Entonces no se utilizaba huevo en la receta únicamente leche.

Una de las leyendas más curiosas de el origen del plato es que el origen de la receta se sitúa en Albany (Nueva York), en torno al año 1724, y que el nombre del creador era un colono llamado Joseph French, y que cuando nombró su creación en inglés, las llamó French Toast. Olvidándose de la diéresis que es lo que marca la posesión en el inglés.

Pero el nombre actual de las tostadas francesas data del siglo 17 en Inglaterra. Donde los primeros colonos llevaron el término con ellos a America en donde se convirtió en un plato muy popular.

Eran

un plato típico de campesinos y gente sin recursos

Hasta este día en Francia el plato se conoce como “pain perdu”, que se puede traducir como el pan perdido.

Ya que en sus orígenes, tanto en Francia como en el resto de Europa los campesinos usaban el pan que sobraba para evitar malgastar comida. Ellos ya usaban el huevo en la receta, junto a alguna cosa más para que fuese más nutritiva.

Desde luego hay muchas historias sobre el origen de las tostadas francesas, pero los expertos han llegado al acuerdo que este plato ha formado parte de la historia gastronómica europea desde hace siglos.

Además se cree que el nombre, al igual que pasa con las patatas fritas que son conocidas en ingles como “ french fries” ( patatas francesas) es debido a que antiguamente el término francés subía la categoría de la comida pudiendo cobrar más dinero por ello.

Obviamente un plato con tanta historia y preparado en casi todo el mundo tiene muchas variaciones, pero la receta tradicional consiste en sumergir las rebanadas de pan en un mezcla de huevo y leche, y después freírlas con mantequilla.

Luego ya cada uno la modifica según sus gustos. Lo normal es añadirle canela a la mezcla, pero ya después se le suele acompañar con casi cualquier cosa como sirope de arce o helado e incluso diferentes tipos de fruta.