Es el mayor escándalo de la historia de los Estados Unidos relativo a las admisiones universitarias, según informan los medios estadounidenses. Unas 50 personas, todas ellas con mucho dinero, has sido acusadas en este caso. Entre ellas están las actrices Lori Loughlin, actriz conocida por “Full house” y Felicity Huffman conocida por “Mujeres desesperadas”.

Hay actrices y CEO involucrados

Huffman ha sido acusada de pagar unos 15.000 dólares para ayudar a su hija a conseguir una mejor puntuación en los SAT. Loughlin, al igual que su marido, han sido acusados de utilizar sobornos para que sus hijas entrasen en USC.

El escándalo consiste en un sinfín de tácticas que los padres, y puede que algún estudiante, utilizaron para entrar en universidades de élite. Esas universidades principalmente son las de la Ivy League.

Se cree que el cabecilla de la trama es William Singer, quien dirigía una compañía de asesoramiento para entrar en la universidad. Singer, quien se ha declarado culpable, supuestamente utilizó unos 25 millones de dólares en sobornos durante unos 7 años.

Les hacían pasar por atletas de élite

Las trampas consistían en muchos casos en hacer pasar a los hijos por atletas de élite para luego ni siquiera competir. Para ello hacían presuntas falsificaciones como editar la imagen de la cabeza de sus hijos en fotografías de deportistas de verdad.

En un caso, un estudiante sin experiencia previa en remo, habría conseguido una plaza en USC para competir con el equipo de remo. Para ello se utilizó una fotografía de otra persona como prueba de sus “habilidades”. Sus padres mandaron 200.000 dólares a una cuenta en especial. En otros casos, se habría hecho pasar al hijo por un estudiante con dificultades para que tuviese más tiempo para hacer el examen.

Allí el cómplice haría todo lo posible para que sacase la nota necesaria para entrar en la universidad.

Muchos pagaban por notas más altas

En general, existirían dos tipos de fraude: uno era ayudar a hacer trampas en el SAT o ACT, que son exámenes oficiales para el ingreso en la universidad en Estados Unidos; y el otro era usar contactos con entrenadores y sobornaRles para hacer pasar a sus hijos por atletas de élite.

En muchos casos, según el fiscal, los hijos de los ahora acusados no eran conscientes de que sus padres estaban alterando sus notas, y mintiendo para que pudiesen entrar en las mejores universidades de Estados, como por ejemplo las de Ivy League.