- “General, Italia debe ganar el Campeonato Mundial.”

- “Haremos todo lo posible, Duce.”

- “Creo que no me ha entendido bien, General. He dicho que Italia debe ganar este Campeonato Mundial. Tómelo como una orden.”

Esta Conversación se desarrolló entre Mussolini y el General Vaccaro, presidente del Comité Olímpico, máximo organismo del deporte italiano, y lo cuenta el periodista Giancarlo de Betta en un reportaje.

Vencer o Morir

Esta actitud del gran dictador Mussolini, ponía en una posición muy comprometida a todos los relacionados con la selección nacional, en la que claramente se ordenaba a sus integrantes la consigna: “vencer o morir”, demostrando que la política y el fútbol cabalgaban juntos.

En 1930 los 13 países participantes fueron invitados a disputar la primera Copa del Mundo, pero debido al éxito que tuvo el evento, el interés de otras naciones por acudir al evento aumento claramente, lo que sumo un total de 32 selecciones inscritas para competir en el próximo Campeonato Mundial.

Hasta la selección anfitriona, Italia, debió jugar un partido ante Grecia para asegurar un boleto a dicho torneo, donde venció 4-0. Pero al igual que en el anterior Mundial (Uruguay 1930), alguna selecciones debieron anular su participación por problemas de diferente índole, entre ellas Perú, Chile y Turquía. Uruguay no quiso siquiera concurrir porque la mayoría de los países europeos que iban a competir, no desearon hace cuatro años atrás acudir a la cita en Montevideo, convirtiéndose hasta el momento, en el único campeón que no ha utilizado su derecho a ocupar el puesto reservado para la siguiente copa.

En realidad la mayoría de los conjuntos eran del continente europeo, 12 de 16 selecciones. Los únicos extraños eran Brasil, Argentina, Egipto y Estados Unidos. La organización del campeonato era la siguiente, el vencedor se regresaba a su casa. De los escogidos como favoritos para ir a los cuartos de final, tres se quedaron en el camino, pasando a la siguiente fase los italianos, austríacos, checoslovacos, alemanes y húngaros, junto con suizos, suecos y españoles.

Una eliminatoria netamente de europeos.

Ante los ojos del dictador

Los checoslovacos eliminaron a suizos y alemanes, uniéndose a los anfitriones para disputarse la segunda Copa Mundial. En el estadio del Partido Nacional Fascista de Roma, se escuchaban a 45 mil espectadores corear a todo pulmón “Italia” y “Duce”, y el mismo Mussolini estaba presente para ver a su selección ganar el Campeonato Mundial.

Con un primer tiempo empatado a cero, los checos sorprendieron a todos con un gol de Puc a los 27 de la segunda parte. Estuvieron a cinco minutos de proclamarse monarcas cuando de pronto, otro argentino nacionalizado, Orsi, empataba el marcador, obligando luego a ir al tiempo extra.

A los cinco minutos de empezada la prórroga, Schiavio puso arriba a Italia, la cual se mantuvo así hasta que Italia se proclamaría como el segundo equipo campeón de la Copa del Mundo. Como diría el mismo Schiavio para definir la final: “la energía de la desesperación”. Ya que esa era la orden del Duce, Benito Mussolini, que los azzurri ganaran como diera lugar.