Nacido en 1873, se graduó de abogado y se desempeñó como árbitro. Nombrado presidente de la FIFA en 1921, dirigió el fútbol durante 33 años, iniciando las costumbres hoy generalizadas, de ocupar el cargo hasta que el cuerpo aguante y la ambición descanse.
Es considerado uno de los grandes inventores de la historia. Creó nada más y nada menos que la Copa Mundial de Fútbol, conforme a un esquema que, en sus rasgos básicos, ha permanecido casi una eternidad y por lo visto, seguirá perteneciendo por los siglos de los siglos.
Así, desde el año 1930 el certamen ha tenido lugar conforme a lo pautado por Monsieur Rimet, salvo razones de fuerza mayor (me refiero a la Segunda Guerra Mundial que azoto a parte importante del planeta).
Al principio se alternó entre Europa y América, en donde el balompié había echado raíces más profundas. Recientemente la FIFA, con su buen ojo para ver las oportunidades comerciales decidió propagarlo hacia África y Asia, continentes que ahora son tomados en cuenta para la rotación, clave evidencia del fuerte desarrollo de los procesos de la globalización.
La FIFA tiene sus propias reglas
La FIFA ha puesto sus requisitos para determinar la sede correspondiente. Entre muchas cosas, exige a las autoridades gubernamentales le den pleno apoyo a la organización del evento, por ejemplo: que al menos se disponga de 12 estadios con capacidad para 40.000 espectadores, uno de ellos para 80.000 personas, a fin de llevar a cabo la inauguración y la gran final.
También que se tenga una economía y una sociedad estable (a juicio de la FIFA obvio). Que cuente con lugares adecuados, dedicados al entrenamiento de las selecciones nacionales y de centros de prensa bien acondicionados. Que el anfitrión tenga probada experiencia en la organización de eventos deportivos, y, que disponga de una red de centros médicos idónea a las cercanías de los estadios y lugares de entretenimiento, así como un sistema de comunicaciones de primer nivel.
El negocio como primer objetivo de los Mundiales
Hoy en día domina, en cuanto al sentido del negocio y, según las malas lenguas, el sentido del “negociado”. Prueba de ello, alegan es que el Mundial del año 2022 se celebrara en Qatar, un país pequeño, con temperaturas que sobrepasan los cincuenta grados a la sombra, sin tradición de este deporte, incluso nunca ha participado en un Mundial de Fútbol, pero eso sí, con una descomunal chequera petrolera.