Falta cada vez menos para que todos seamos consumidores del evento deportivo más mediático del mundo, como lo es la Copa Mundial de la FIFA, que en esta oportunidad se organizará en una sede europea nuevamente, Rusia. Pero muy pocas personas entre los millones de espectadores que tiene este gran evento, realmente conocen su origen, sus primeros participantes, el primer campeón de este torneo, el nombre de la persona que dio vida a este espectáculo deportivo y muchos datos curiosos más sobre el primer campeonato mundial de fútbol.

Un sueño hecho realidad

La tierra de los charrúas (Uruguay) fue el primer escenario para inaugurar lo que sería el evento más popular del planeta: el Campeonato Mundial de Fútbol.

El sueño de un hombre llamado Jules Rimet se hizo realidad ese 13 de julio de 1930, cuando estadounidenses y belgas iniciaron lo que sería el primer encuentro en la historia de las Copas del Mundo.

Este francés fue el promotor que comenzó a planear la idea de formar un torneo que estuviera al margen de los Juegos Olímpicos, donde se practicara el gran acontecimiento del momento: el fútbol.

En estos mismos juegos de verano, se iba notando el aumento progresivo del número de países participantes para disputarse la medalla de oro, y fue en 1924, en París, donde se incorporaron naciones americanas, entre ellas Uruguay, quien se llevaría en ese entonces la gran presea dorada. Como para que no hubiera dudas acerca del desarrollo en el balompié de los suramericanos, en los juegos de Amsterdam en 1928, repitieron la hazaña y le mostraron a los europeos que había buenos contenedores del otro lado del Atlántico para disputar cualquier tipo de competencia futbolística, ya que la final fue con otro del mismo continente: Argentina.

Uruguay, la primera gran sede del futbol

En 1929 se acordó en el congreso que realizó la FIFA en Barcelona, que la primera sede sería Uruguay, por dos razones de mucho peso: las dos últimas medallas de oro en el fútbol olímpico y el centenario de la Constitución de la Republica Oriental.

No hubo ningún tipo de negativa para que se efectuase el Mundial, pero surgió el grave problema de que varias naciones europeas manifestaran su imposibilidad de participar en el Campeonato por la gran distancia que existían entre sus territorios y Montevideo, además del gasto económico que eso ocasionaría. Jules Rimet solo pudo convencer a Francia, Rumania, Bélgica y Yugoslavia para que acudieran a la cita.