Muchos han sido los cambios por los que ha pasado el hombre a través del paso de la historia, y muy variadas han sido las causas para esto. Se han pasado por cientos de revoluciones en distintos campos: revoluciones ideológicas, políticas y artísticas.

En lo que atañe al Arte, ha habido épocas académicas y épocas de romper con las reglas. Es esto último lo que propuso el vanguardismo a principios del siglo XX. Específicamente en el área de la literatura hubo una revolución enorme de la estructura y del contenido, que se visualiza de manera bastante evidente en la poesía de la época.

El vanguardismo se trata de innovar, de la ruptura con lo viejo. De hecho, la palabra vanguardismo proviene de ‘Avant-garde’, expresión de origen francés que significa ´en la primera línea’. Tal expresión viene de la jerga militar, y es usada para denominar al frente del batallón, quienes serían los primeros en enfrentarse con el enemigo en el campo de batalla. Así que, la poesía vanguardista es esa que está por delante de la poesía convencional y que es creada para romper con los esquemas convencionales.

Poesía de guerra y desolación

Como ya se ha dicho anteriormente, toda revolución tiene una razón, un porqué, una chispa que la hace estallar. En el caso del movimiento vanguardista, se trata de la época de la guerra.

Principios del siglo XX: la primera guerra mundial o la gran guerra. El mundo nunca había enfrentado una guerra de tal magnitud, lo que quiere decir que, nunca se había enfrentado con una destrucción de tales dimensiones. Y es claro que con la destrucción llega la desolación, la desesperanza, el desosiego. Las de esa época eran almas perdidas, apenas en búsqueda de comprender los mecanismos del vacío.

Es la época de la famosa generación perdida, grupo de escritores estadounidense famosos por exponentes tal como Ernest Hemingway, F. Scott FitzGerald y William Faulkner. Este grupo vivió desde la gran guerra, pasando por la lujosa dedicada de los años 20s, hasta la gran depresión luego de la caída de la bolsa de Wall Street.

La regla es que no hay reglas

En cuanto a lo que poesía en específico se refiere, se crea una sola regla: todas las reglas están para romperse.Tal como propone el vanguardismo en todas sus áreas, la poesía rompe con las reglas impuesta por los órdenes viejos, en este caso, la academia. Esta nueva poesía se caracteriza por una infidelidad total hacia la rima, la ruptura con los parámetros de la métrica establecida y por deshacerse, en la mayoría de los casos, de los signos de puntuación.

Por otra parte, los temas tabúes empezaban estar al orden del día. Cosas de las que nunca se habían hablado antes, comenzaron a tomar fuerza. Un tema recurrente era el anti-patriotismo y la exaltación de los conflictos bélicos.

De igual modo, el símbolo se presenta como una herramienta fundamental a la hora de expresar sentimientos e ideas. Para los vanguardistas, las palabras carecían de significado, por lo cual, optaban por el uso de imágenes.

Amor, libertad y rebelión; tres preceptos básicos para el vanguardista.