Los pecados capitales son todas las aficiones dañinas descritas en el cristianismo y se llaman capitales porque estos pecados dan origen a muchos otros. Es decir, estos pecados capitales son como los padres de los otros tantos pecados.

Los pecados capitales tienen su origen en la naturaleza humana, es decir, por naturaleza las personas tienden a cometer estos pecados. Los 7 pecados capitales son: la avaricia, la ira, la gula, la soberbia, la envidia, la lujuria y la pereza.

¿Quién estableció los pecados capitales?

Fue el papa Evagrio Póntico el que estableció 8 pecados como capitales en el siglo IV, los cuales eran los mencionados anteriormente, más el pecado de la vanidad.

Pero, luego de los años, el sacerdote Juan Casiano quitó de la lista el pecado de la vanidad para establecer como fijos los 7 pecados capitales actuales.

Los pecados están relacionados con la palabra “vicio”, ya que son los que se cometen regularmente e implican un mal hábito en la persona. Por ejemplo, actividades dañinas cómo consumir bebidas alcohólicas, tabaco, drogas, apuestas; están dentro de los subgrupos de los pecados capitales. Existen muchas conductas en el ser humano catalogadas como dañinas, que podría ser llamada pecados capitales, aunque no están en la lista. Así que este término de pecado o vicio se puede extender todavía más.

El peor de los pecados

Las conductas o actitudes dañinas como apatía, cobardía, crueldad egoísmo, ignorancia e indiferencia también puede son considerados pecados de importancia.

Pero, ¿cuál será el peor pecado entre todos? Esta pregunta es inevitable hacerla, y, de hecho, ha sido puesta en discusión desde hace muchos años.

Aunque muchos pueden tener su opinión personal, uno de los peores pecados capitales se coloca en la parte de arriba, como el número 1. Este es el pecado de la soberbia, ya que es uno de los vicios más dañinos que pueda tener el ser humano, aunque se pueda ver en cierta forma muy sutil.

Es decir, puede que no sea tan activo como la ira, pero la soberbia es uno de los pecados más difíciles de eliminar.

La persona soberbia demuestra un excesivo amor propio, donde la persona que lo padece no tiene amor hacia los demás. La soberbia puede estar relacionada con muchas otras actitudes similares como: arrogancia, altivez o vanidad.

Este pecado se alimenta del “ego” que es la necesidad que tiene la persona de ser vanagloriada. Toda persona llena de vanidad padece de soberbia y siempre ve a las otras personas como inferiores. Aunque la soberbia puede ser considerada como algo beneficioso en algunos aspectos de la vida, es más un pecado de mucha potencia y peligro, por el hecho de que puede pasar desapercibido.