Francisco Franco, esa persona tan carismática del siglo pasado que renace en nuestros días a modo de curiosidad por como era en su vida privada. Con ciertas aficiones y gustos, algunas realizadas en lo más intimo y otras, por paradójico que parezca, hechas publicas, aunque en alguna ocasión camufladas bajo seudónimos.

Hoy en el siguiente texto vamos a contar alguna de las curiosidades de su vida, que os van a llamar la atención.

Seguimos con la obligación de llevar a todos trozos de la verdadera historia de España, y es que de la curiosidad también se aprende.

Empezamos...

¿Como pensáis que Franco conoció y se caso con Carmen Polo?. Franco destinado por aquel entonces en la ciudad de Oviedo y con el empleo de comandante, solía visitar una cafetería de la época frecuentada también por un amigo de la familia Polo, amigo que solía visitar a los Polo con frecuencia. La familia Polo era manifiestamente opuesta a que su hija, Carmen, fuera cortejada y por lo tanto contrajese nupcias con Franco.

Franco, que aunque joven no era tonto, ingenio un sistema de comunicación digno de Casanova y rudimentario para comunicarse con Carmen.

Franco se dedicaba a pasar alguna de las tardes en la cafetería, entre tertulias y partidas a las cartas, entonces cuando aparecía el amigo de los Polo, al entrar en la cafetería dejaba su sombrero en el perchero. Franco muy disimuladamente se levantaba de las tertulias y partidas de cartas, y se acercaba al perchero, y con sumo cuidado introducía una carta de amor, previamente escrita, en el forro del sombrero. Este hombre, amigo de la familia Polo, iba a visitarlos, Carmen, que posiblemente tenía acceso fácil al sombrero, cogía la carta, y de esta manera se comunicaban Franco y Carmen Polo, cuando flirteaban el uno con el otro.

Una moneda con nombre propio

Una vez encontrándose Franco en el palacio del Pardo, recibió una carta más que sospechosa, pero con actitud graciosa.

Dentro de esta se encontraba una carta escrita y una peseta con la cara del jefe del estado, os decir, él mismo. La carta está datada en la primavera del 69, y escrita por una persona de habla inglesa. Esta persona debía en su día estar en algún rió escoces, pescando salmones. Debió de pescar uno, y al limpiarlo, en las tripas del pescado apareció una moneda con la cara de Franco. El inglés, ni corto ni perezoso se la hizo llegar a modo de humor muy inglés, aunque se desconocen las verdaderas intenciones.

Entre bambalinas

Uno de los gusto sabidos de Franco era el teatro y el cine, y antes de que se proclamara la república, allá por el 1926 interpretó un papel, en el que hacía de sí mismo, de la mano de director Francisco Gómez Hidalgo.

De compañero de reparto tenia a Millan Astray, José San Jurjo, Valle Inclán, Juan Belmonte, Torcuato Luca de Tena, Muñoz Seca, Julio Romero de Torres, Santiago Rusiñol y Miguel Primo de Rivera entre otros.

La película titulada “La Malcasada”, trataba el tema del divorcio en la aristocracia Española de los años 20.

Señor director

También hay que recalcar que Franco antes de ser jefe del estado y de dar comienzo una de las contiendas civiles más espeluznantes de nuestra historia, tuvo una calle con su nombre. Y si, fue en la ciudad de Zaragoza. Esto paso hacia el 1929, cuando Franco fue el primer General director de la Academia General Militar. Por tal homenaje la ciudad de Zaragoza le dedico una calle, que como es de imaginar a día de hoy ya tiene otro nombre.

El humor no puede faltar

Franco conocedor del ojo internacional y critico que le miraba de cerca, situación que combatía con el humor muy gallego que poseía, Esto es lo que le manifestó a Fraga un día que este le mostró su preocupación por no salir en los medios internacionales:

¿Qué ocurre, Fraga? Le veo muy contento.

¡Señor!, en toda esta semana, desde el jueves pasado, ni un sólo periódico importante europeo o americano, se ha metido con nosotros.

¡Ojo!, - dijo Franco- Eso es que algo estamos haciendo mal. Averigüe que es...

Con todo esto, aportamos un poco más de información sobre la persona que llevo las riendas de España durante 40 años, que como se puede leer, no deja de ser una persona normal y corriente.