Budapest, una de las ciudades con más encanto de Europa, situada en Hungría, y próxima a Viena, se enmarca dentro de los destinos preferidos en Europa, asequible y muy recomendable.
Llegada a Budapest: cómo funcionan los taxis y el 'Budapest Pass'
Para iniciar el viaje salimos de madrugada del aeropuerto Adolfo Suárez (Madrid), tras aproximadamente cuatro horas de vuelo llegamos al aeropuerto de Budapest- Ferenc Liszt. El viaje en avión costó aproximadamente 70 euros por persona, que para lo que es, no es caro. Una vez allí, cogimos un taxi, el sistema dista mucho del español.
Te vas a una máquina, metes la dirección y te sale un ticket. Dicho ticket lo validas en una cabina justo al lado de la parada de taxis donde te dicen el tiempo de traslado y el importe, teniendo un taxi ya asignado esperándote. Cuando vas en el taxi recorriendo la llegada a Budapest, notarás el paso del comunismo por los edificios que acompañan al paseo.
Llegamos a la Plaza de los Héroes, cercano al hotel. Dejas equipaje, y siendo media mañana a patear. Primer objetivo oficina de turismo. La oficina de turismo está exactamente al comienzo de la plaza, en el lugar te dan explicaciones del funcionamiento sobre la Budapest Pass. Esta tarjeta si vas un fin de semana no he valorado si merece la pena, pero si vas más de cuatro días, a mí me mereció la pena.
En ella tiene descuentos en edificios públicos emblemáticos, museos , palacios, etc... así como entrada gratis a balnearios y un paseo turístico en barco por el río Danubio con la explicación pertinente en castellano mediante auriculares. También entra transporte público, una muy buena opción desde mi punto de vista.
Museo de Bellas Artes, un castillo y un balneario
En esta localización encontrarás dos museos, uno de ellos es el museo de Bellas Artes, la fachada de ambos edificios y la plaza, forman un enclave muy agradable. Tras esta plaza y en el lado opuesto al Danubio, se encuentra un parque, entre otras cosas destacan el Castillo de Vajdahunyad, el Zoo y los Baños Szechenyi.
Con el paseo entra el hambre, por lo que comimos en un restaurante de comida típica húngara llamado Bagolyvár. El restaurante se encuentra en la calle trasera del museo de Bellas Artes, la entrada es llamativa, y el edificio es acogedor, uno se fija cuando lo ve. Lo que pedí no lo voy a poner a excepción del Goulash, es una sopa muy completa de receta típica húngara, lo demás fue sorpresa.
El Museo del Terror
Tras la comida y la homologada siesta, vuelve a tocar patear. De la plaza de los Héroes sale una vía ancha, se denomina avenida Adrassy. Esta avenida acaba en el Danubio, y es la principal vía de tiendas donde encontrarás también, restaurantes, cervecerías, edificios emblemáticos, casetas de postres típicos húngaros.
Destacar que en esa avenida se encuentra el llamado Museo del Terror, lo llaman así por que recopila la historia del comunismo, nazismo y fascismo de Budapest y parte de Hungría. En este museo te explicarán tanto revueltas comunistas, sus asesinatos y sus torturas, como el exterminio de judíos por los nazis; es digno de ver y coger ejemplo.
Caminando por el Danubio
Si sigues bajando por esta avenida te encontrarás con la Ópera de Budapest. Un edificio en el cual no entré, ya que no soy aficionado a la ópera, pero, no por esta razón deja de ser un edificio carismático digno de reseñada arquitectura. Así que descendiendo por esa avenida acabarás en un parque con un cruce de vías importantes, punto neurálgico para ir a la tiendas de recuerdos turísticos, y desde ahí emprender el camino hacia el mercado de abastos.
O por otro lado, ir hacia el lado derecho de la avenida Adrassy, pegadito al río, y llegar hasta al Parlamento. De todas maneras para finalizar el primer día puedes acabar viendo el fútbol español mientras cenas en el Intercontinetal Budapest, justo a orillas del Danubio. Llegados a este punto ,y siendo ya de noche, hay que decir que esta ciudad iluminada no tiene precio.
Navegando por el Danubio
Al día siguiente toca paseo por el río, gratuito. Te puede llamar la atención el ver a un autobús navegando por el río, es otra de las maneras que tienen los húngaros de enseñarte la ribera del Danubio, pero tranquilo, el paseo gratuito es en un barco de de toda la vida para turistas. Dentro tiene para escuchar las explicaciones de la Torre del Agua en la Isla Margarita, así como los diversos puentes y sus diferencias, el bastión de los pescadores, del que hablaremos más tarde, el Parlamento, que es la siguiente parada.
El paseo tiene una duración de una hora, pero entre desayunar, paseo, miro esto, miro lo otro y un poco de pateo, llegas a la hora de comer. Tras comer la visita al Parlamento fue casi obligatoria, a las cuatro de la tarde para el idioma español, guiada y comentada durante aproximadamente dos horas. Luego toca el paseo por las orillas del río observando los detalles de los judíos arrojados al Danubio cuando Budapest fue tomada por los nazis. Zapatos en el Danubio, así llaman a la escultura, la cual trata de zapatos metálicos puestos en la orilla del río .Y cómo no, después de la pateada pertinente, a cenar y a dormir.
Citadella y su Estatua de la Libertad
El tercer día nos esperaba ajetreado, toca pasar el río, y visita en autobús turístico, una ruta bastante larga y fructífera.
En el autobús turístico también puedes usar los auriculares e ir escuchando en castellano los puntos de interés hasta llegar a la Citadella. Este punto es un mirador acompañado por la Estatua de la Libertad al otro lado del río con unas vistas impresionantes. Allí puedes dejar el autobús turístico, y al rato coger otro para regresar, por si las prisas no van contigo, que es lo que sucedió en mi lugar.
La sinagoga y su recuerdo a Ángel Sanz Briz
Después de esto puedes coger el autobús y dejarlo en lo más cercano a la Sinagoga,y aquí hay que recalcar que es un monumento impresionante donde se recuerda al Ángel de Budapest, que por cierto es español y se llama Ángel Sanz Briz, natural de Zaragoza y que estando a las órdenes de Franco en la embajada española en la Budapest nazi, salvó una inconmensurable cantidad de vidas humanas judías.
Si te gusta esta parte o despierta tu curiosidad, merece la pena hacer hincapié en la visita a la sinagoga y su sauce llorón, donde cada una de sus hojas porta el nombre de una víctima judía por el Holocausto.
La catedral y el Bastión de los Pescadores
En este momento te darás cuenta de que llega la hora de comer, y después a continuar andando. Por la tarde toca balneario, ver el Bastión de los Pescadores donde hay unas vistas de Budapest inmejorables; el detalle, principalmente y como curiosidad, son las cúpulas que verás frente al Bastión de los Pescadores, donde ningún edificio supera su altura. Las cúpulas y su altura están llenas de simbolismo, donde simbolizan que el gobierno con su Parlamento y el clero con su catedral son los poderes prominentes del estado donde nadie puede estar a su altura, así que ningún edificio puede ser tan altos como estos dos.
La catedral de san Matías está al lado, donde sus pinturas interiores te cambian las perspectiva de cualquier iglesia española.
El castillo de Buda
Respecto al balneario, escogí St. Luke Spa & Pool, un sitio grande donde el personal te explicará cómo funciona el tema de taquillas y funcionamiento de edificio. En este lugar te vas a pegar un buen rato, y si vas en invierno, más rato aún. Cuando acabes y salgas podrás visitar el castillo de Buda, el hospital militar de la Segunda Guerra Mundial llamado Hospital in the rock, o un lugar dedicado a Judini, así como Budapest por la noche, donde no te voy a decir la belleza de tal ciudad iluminada, todo esto en la misma ubicación, por lo que no tendrás que moverte mucho.
Y con esto y un abrir y cerrar de ojos en el balneario te plantas ya en la hora de volver al hotel, finalizando así el día.
Último día y vuelta
Este día fue el último como tal, nos dedicamos a recorrer la zona turística y algún café peculiar. Llegamos andando desde la avenida Adrassy hasta el mercado, allí aprovechamos a comer comida típica y a comprar los fabulosos recuerdos. Yo compré esa pasta de dos recipientes en forma de tubo de pasta de dientes para hacer Goulash, que a día de hoy todavía no he aprendido a utilizar puesto que las instrucciones están en húngaro. Así como otras cosas y regalitos para los más cercanos. Por la tarde fuimos a un bar donde puedes tomar café con una inmensidad de gatos.
Los requisitos es no molestar a los animales a no ser que estos se acerquen, donde los podrás acariciar. Un sitio a reseñar por su originalidad llamado Catbar. Tras esto y de ir al hotel a cambiarme de ropa, fui a la zona de los Ruinsbar. Esto son edificios antiguos transformados en locales donde cada piso o habitáculo es un ambiente diferente. Música alternativa o electrónica, bar, pub o discoteca, restaurante quizás, o incluso pista de baile, lo que prefieras, y todo en el mismo edificio y con una decoración muy cosmopolita. Tras ver algo diferente toca irse a la cama, mañana avión y regreso.
Lo único que Budapest es una ciudad encantadora, con gente encantadora, muy bonita y barata. Ideal para realizar un viaje espectacular para enamorarse.
Historia, majestuosidad, paisajes, civismo, todo junto en una ciudad que marca tendencias. Budapest, una ciudad muy recomendable. Budapest es barata, hotel con vuelo para dos y los días descritos por un total de 340€, el mes del viaje en febrero. Os invito a animaros y disfrutar de Budapest, sin olvidarse del famoso Puente de las Cadenas, que lo recorrerás unas cuantas veces.