Don Francisco Franco y D. José Antonio Primo de Rivera, dos de los personajes del siglo pasado con más renombre a día de hoy. En boca de muchos ya sean de izquierdas o de derechas y con la vocación de servir lo mejor posible a su patria, José Antonio Primo de Rivera, ese abogado con un ideario claro de lo que debería ser España, idolatrado incluso por personajes políticos como Pablo Iglesias.

José Antonio

Un visionario donde lo último que añoraba era un conflicto civil, que bien sabido era que iba a albergar a hermanos en ambos lados. De ideario no capitalista y abocado a preservar los derechos reales de la persona, unificando en sus criterios la familia, el trabajo y la justicia social para enmarcar a un pueblo en una empresa común denominada España, o como decía él “unidad de destino en lo universal”.

Él manifestaba esto porque preconcebía que España seguía un rumbo ya marcadamente lejano para seguir convirtiéndose en una de las naciones principales del mundo, y no le faltaba razón ya que somos una de las naciones más antiguas del viejo continente denominada histórica. Precursor de una nueva sociología en el derecho, estudioso del derecho y de grandes juristas internacionales para implantar en España lo que se denominarían “derechos reales”.

Su aproximación a la política falangista fue un enfoque jurídico. El no posicionarse acorde con un estado totalitario, sino más bien con un enfoque político-jurídico que en nada puede recordar a Mussolini, ya que este identificaba al pueblo con el cuerpo del estado y viceversa, reservando todo el poder para el estado.

Este pensamiento lo deja patente en el mitin de La Comedia, para él, la razón no debe de someterse a la voluntad tan mencionada por el fascismo, por eso José Antonio es considerado “solidarista”.

La Libertad

La libertad la concebía como un deber y una función, no como una soberanía individual. La dictadura de la mayoría, era concebida como una dictadura con nombre de “democracias parlamentarias”.

Su concepto de soberanía era entendido por la dependencia recíproca entre individuos basados en la solidaridad y la independencia.

José Antonio afirmaba que si el estado se encasilla en su soberanía y el individuo en la suya los hechos no tienen solución. Para José Antonio la problemática no se podría plantear como un problema entre el individuo y el estado, sino como un cumplimiento de fines y de destino.

José Antonio decía que el estado no justifica su conducta, así como no la justifica un individuo en tanto no se amolden cada uno a una norma permanente (ejemplo de la desobediencia a las leyes en Cataluña), en lo contrario el hombre puede fundar todo el sistema sobre una norma que se impone a todos dando existencia a una ley orgánica de la sociedad (algo parecido, y mejor, que una constitución), por que debe de se objetiva y positiva. Entiende que el sindicalismo es el único medio para asegurar las libertades propias ya que es una forma de reivindicar al estado que es poco adecuado, entonces José Antonio Primo de Rivera se convierte en sindicalista.

Opositor a la lucha de clases como excusa al derecho absoluto a la propiedad, ya que considera que la propiedad es fruto del trabajo.

Para José Antonio la propiedad es un atributo humano distinto al capital, ya que este último lo considera un instrumento.

Bajo el principio solidarista se ajusta a la idea de un contrato social para servir al bien común y entender que las libertades individuales vienen limitadas por un principio solidario de una función social (ejemplo: tu puedes gozar de tus libertades siempre y cuando con ellas no coartes las del prójimo).

Hoy asistimos a la disgregación de los estados e instituciones y organizaciones, reduciendo considerablemente su margen de maniobra para garantizar el bienestar del pueblo. Un neo liberalismo económico que condiciona la confianza de la capacidad de un estado (ejemplo: una prima de riesgo alta resta confianza a los inversores sobre un estado, lo hemos visto con la crisis económica), alterando la forma de vida del ciudadano y por lo tanto ordenando y organizando de nuevo a la sociedad.

Ante estos hechos José Antonio pensaba en su solidaridad orgánica como la piedra angular para un nuevo estado y de una sociedad..

De esta manera podemos entender algo más del pensamiento de uno de los mejores visionarios, por llamarlo de una manera cercana, del siglo pasado, Don José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia. Es una reflexión profunda y esquemática de las ideas aprendidas por él de otros juristas y filósofos, con la intención de aplicarlas para el bien común.

Franco

Por otra parte, hacer historia sobre el Franquismo puede parecer algo un tanto imposible a día de hoy, y es evidente que aún en los políticos de hoy despierta cierta pasión, en algunos buena y en otros no tanto. Pero el Franquismo no es solo un asunto de historiadores, si no que llega más allá, un lugar en la historia de España en que tuvo lugar un nacimiento de instituciones, un marco jurídico y una clase política que no vino por generación espontanea.

Todo tuvo su porque, y por eso hay que explicar qué pasó en una posguerra dura. Hubo una sociedad que creció, cambio y maduro, lugar de donde salió la renovación de la clase política. Franco hizo de su forma de gobierno un régimen autoritario y su visión no fue fascista, hay que pensar en aquella época no con el pensamiento de como lo vemos hoy, sino más bien explorando nuevas formas de pensar en aquel pasado o poniéndonos en situación de un 1940.

Socialmente hablando aquella época fue muy dura, no hay confundir exilio con inmigración, ni guerra con represión. Es lo que era, un tiempo duro después de una devastadora guerra en la que media España se enfrentó a la otra media, alguno con la suerte de elegir bando y otros con la mala suerte de donde les toco combatir.

Plebiscito

Y hay que recordar que antes del alzamiento D. Francisco Franco, y sobre todo antes de los asesinatos del teniente Castillo y Calvo Sotelo, advertía a Casares Quiroga jefe del gobierno, del malestar del ejercito, la inquietud en el ejercito contraería la falta de lealtad del mismo, un descontento que sumaria una de las gotas que colmó el vaso antes del alzamiento junto con un cúmulo de errores por parte del gobierno republicano. Franco como tal no fue uno de los instigadores del golpe de estado, sino Mola. Sumido el ejercito en un clima de crispación, el gobierno del momento veía erróneamente el golpe como inevitable.

Casares Quiroga conocedor del conflicto que tuvo lugar un 15 de Mayo en Alcalá de Henares, y aún siendo advertido del descontento por Franco, accedió a una de las peticiones lanzadas por los socialistas de la mencionada localidad, haciendo abandonar a los regimiento de caballería la localidad y arrestando a unos cuantos oficiales.

Con estas acciones hizo entender que el ejercito iba a ser la principal victima de sus políticas, lo que aumento el clima de crispación entre las fuerzas armadas y fuerzas de la izquierda española.

Las advertencia de Franco al gobierno republicano para evitar una contienda

Franco que intenta que Quiroga entienda la falsedad de los temores del gobierno republicano, que a cada paso que daba para atajar lo que creía que iba a ser un golpe de estado inminente e inevitable, cuando podía ser evitado, provocaba más crispación en el ejercito y por lo tanto un aumento de posibilidades de que sus falsedades se convirtieran en realidades y por fin llegara un golpe de estado por parte de los militares. Siendo Franco el que manifestaba a Quiroga que el ejercito era utilizado a modo de propaganda por lo que era una victima de la política republicana.

El ejercito con cabezas al mando como Mola, Sanjurjo, Goded y Queipo de Llano ya conspiraban contra el gobierno republicano en el caso de que sus peticiones para el ejercito y la patria no fueran atendidas donde solo se le pedía ecuanimidad y justicia.

Franco avisó al gobierno republicano de tales peticiones, dejó ver que de ser atendidas ese ejercito seguiría fiel a la república. Opuesto a complot que se propiciaba contra el gobierno de republicano de izquierdas, Franco se ofrecía para desbaratar el complot. Franco a principios del verano del 36 denota que estaba poco decidido a tomar parte en la conspiración con una carta clara de advertencia dirigida al presidente del consejo de ministros en la que se dejaba ver la falta de disciplina militar, alertado de que se fijaran en aquellos oficiales que lejos de pasiones políticas, y atendieran de sus problemas íntimos y se hicieran sentir por sus subordinados.

El gobierno republicano de oídos sordos

El gobierno no tomo en consideración tal advertencia, ya que consideraba que el intento golpista era inevitable, por lo que no hubo no acción ni omisión, no se hizo nada. Poco después de recibir la carta el gobierno estalla la sublevación, y de su fracaso se desembocaría en una guerra civil.