En algunas botellas de un Cabernet Sauvignon de cosechas posteriores a 2011, provenientes de viñedos californianos, recientemente se encontraron indicios de radiactividad. Por suerte, la concentración medida no resultó peligrosa para el consumo humano. El hallazgo de trazas del isótopo radiactivo Cesio-137 fue realizado por especialistas del Centro de Estudios Nucleares de Bordeaux Gradignan de Francia (CENBG), luego de que estudiaron varios vinos provenientes del Valle de Napa en California, Estados Unidos.
Los científicos apuntan sus sospechas a las consecuencias ocurridas tras el terremoto y posterior tsunami de Japón en el año 2011, causantes de la destrucción de la planta nuclear de Fukushima.
El estudio incluyó el análisis de vinos elaborados entre 2009 y 2012, encontrándose las muestras radioactivas en aquellos pertenecientes a cosechas de fechas posteriores al desastre japonés.
La cantidad de radioactividad encontrada en los vinos es suficientemente baja como para no producir una alarma en los consumidores. Pero el hallazgo resulta relevante en tanto presenta, una vez más, indicios de las múltiples consecuencias que a largo plazo, y en territorios extendidos, ocasionan los accidentes nucleares, como aquel ocurrido en Fukushima en 2011.
Radiactividad que viaja miles de kilómetros
El isótopo radiactivo Cesio-137, encontrado en los vinos californianos analizados por los científicos franceses,no tiene un origen natural y su producción viene dada por la fisión nuclear.
Los investigadores del CENBG utilizaron la técnica de la espectrometría de rayos gamma, un método que permite medir la radioactividad presente en los elementos de estudio a través de las ondas electromagnéticas que se liberan.
A los vinos californianos llegaron por casualidad, cuando un miembro del equipo se topó en un supermercado con algunas botellas de Cabernet Sauvignon del Valle de Napa y decidió estudiarlas.
En años anteriores, ya los científicos del CENBG habían encontrado presencia de isótopos radioactivos en vinos franceses de cosechas posteriores al desastre de Chernobyl.
Cesio-137: un marcador de autenticidad
También resulta que algunos vinos llegan al CENBG para ser autenticados. Un coleccionista de vino que tenga dudas sobre la procedencia y elaboración de sus botellas, encuentra respuestas en los métodos utilizados por los especialistas franceses, liderados por el físico Philippe Huber.
Todo es un asunto deductivo: si un coleccionista dice que su botella pertenece a una cosecha de principio de siglo XX, pero el estudio del CENBG comprueba la presencia del isótopo Cesio-137, entonces el dueño del vino está mintiendo o lo engañaron. El isótopo Cesio-137 apareció en la naturaleza luego de las fisiones nucleares producidas por las bombas lanzadas sobre Nagasaki e Hiroshima, en 1945"