Siempre nos hemos hecho la pregunta de como un atleta puede llegar a tener un rendimiento tan óptimo y destacarse mucho más que otros. Pero, ¿además del rendimiento físico, debe estar ocurriendo algo más en el cuerpo del atleta? Según un nuevo estudios, sí existe algo más y se llama "Ojo silencioso". Es concepto fue creado por la kinesióloga Joan Vickers y se refiere a él como un fenómeno, que según psicólogos y neurocientíficos, pareciera detener el tiempo y así permitir al atleta tener mayor precisión en sus movimientos.
"Ojo silencioso"
Se define como el aumento o la mejora de la percepción visual que permite al atleta casi anular completamente su entorno y cualquier distracción, permitiendo que la información llegue de manera más rápida al cerebro y conllevando así que el cuerpo reaccione rápidamente de manera eficaz.
Los científicos explican que el fenómeno ocurre en situaciones de estrés, evitando así que el deportista quede paralizado y por el contrario, logre aumentar su percepción visual permitiendo que su cuerpo haga los movimientos libremente. El proceso mental no solo es utilizado por los deportistas, según los neurólogos y psicólogos, también es usado por los cirujanos al momento de una intervención quirúrgica, por lo que se quiere poner en práctica en el ámbito militar.
La aplicación de el “ojo silencioso” puede ser expandida
Luego de vario estudios, los científicos han logrado ampliar el tiempo de éste fenómeno y dejarlo activo por mucho más tiempo, logrando así que las reacciones y los movimientos corporales sean eficaces.
Cuando Joan Vickers era estudiante de ciencia del deporte y atleta, comenzó a experimentar algo que le llamó la atención, y era el hecho de cómo un deportista podía variar tanto su rendimiento de un día para otro.
La kinesióloga explica que un día logró anotar 27 puntos con su equipo de baloncesto en una sola mitad, y más adelante se destacó en un equipo de voleibol, pero reconoce que solo tuvo ese rendimiento en esas dos oportunidades y que luego no volvió a jugar igual, hecho que despertó la curiosidad de la entonces estudiante.
Vickers comenzó a indagar y a realizar estudios con equipos de baloncesto y jugadores de golf, llegando a una conclusión. El tiempo que el atleta podría mantener la mirada fija en la pelota o balón va a influir potencialmente en su rendimiento. Los deportistas de élite logran mantener la vista fija en un punto en un 62% más tiempo que un deportista aficionado.