El impacto de los humanos sobre el medioambiente es a estas alturas algo innegable, más desde el aumento exponencial de la población desde los años 50 del pasado siglo, parece que la mayor parte del tiempo olvidamos que los recursos de la Tierra son limitados.

La pérdida de diversidad y la contaminación de las aguas están afectando seriamente a los ciclos de la Tierra, el deterioro ambiental influye en la desaparición de muchas especies vegetales y Animales.

Podemos decir que aproximadamente el 75% de la Tierra está ahora mismo modificada por las actividades humanas.

Cambio de comportamiento en los mamíferos

Pero los cambios van más allá, hay muchos animales que están cambiando sus costumbres para evitar en lo posible encontrarse con el hombre, que resulta una criatura grande y ruidosa. Cada vez son menos los lugares que los animales pueden encontrar para desarrollar su vida ajenos a la actividad humana. La oscuridad de la noche se está convirtiendo en un factor de seguridad para muchos mamíferos. La actividad humana se desarrolla fundamentalmente de día.

Un estudio sobre este tema, realizado por expertos de la Universidad Estatal de Boise y la Universidad de California en Berkeley, sus resultados acaban de ser publicado en la revista Science.

Los autores realizaron un metanálisis de 76 estudios que abarcaban a 62 especies diferentes de 6 continentes. Además monitorizaron la actividad de los animales mediante el uso de GPS y cámaras que se activaban por el movimiento.

La conclusión fue que muchas especies silvestres están aumentando su actividad nocturna debido a la perturbación humana con actividades como la agricultura o la caza.

En concreto, los mamíferos fueron 1,36 veces más nocturnos en respuesta a la perturbación humana, independientemente de que esta presencia fuese o no una amenaza directa.

Una convivencia futura

La mayoría de los animales ha sufrido una adaptación diurna, para beneficiarse del sol desde la época de la desaparición de los dinosaurios, previamente para evitar a estos depredadores muchos habían seguido una evolución nocturna.

Esto les aporta cierta flexibilidad para readaptarse al mundo de la noche.

Sin embargo, para adaptarse han de ser capaces de satisfacer sus necesidades y esto puede traer también consecuencias para los ecosistemas, con el cambio de relación entre las diferentes especies.

Recordar que no estamos solos en el planeta, que hay millones de especies que lo comparten con nosotros, aunque la mayor parte de las veces no seamos conscientes de su presencia y que su actividad es básica para el mantenimiento de nuestro ecosistema debería darnos una visión con más perspectiva.

Quizás deberíamos mantener áreas silvestres libres de las perturbaciones humanas que ayudasen a conservar la vida de los mamíferos más vulnerables.