Charles Dickens es uno de los ejemplos del como por estas fechas navideñas volvemos la vista atrás, a las Historias de siempre, a los clásicos. Y ¿qué hay más clásico de la Navidad que “Un cuento de Navidad”?

Un Cuento de Navidad surge como denuncia contra el trabajo infantil

Dickens era un hombre que amaba la Navidad a pesar de haber nacido en una familia con pocos recursos, a causa de la tendencia al despilfarro de su padre. Se cuenta que en las reuniones que surgen en estas fiestas gustaba de hacer trucos de magia para sorprender a sus hijos y amigos.

En 1843, el parlamento británico elaboró y publicó un informe que mostraba la preocupación por el trabajo infantil en Inglaterra a raíz de la Revolución Industrial. El propio Dickens se vio obligado a trabajar en una fábrica de betún, pegando pegatinas, cuando solo tenía 12 años, debido a la encarcelación de su padre por impago de deudas. Este hecho le marcaría para siempre, pero también sería una base para reflejar al proletariado en sus historias.

Dickens visitó las minas de estaño de Cornualles, el mismo año de la publicación del informe, y su corazón se encogió ante las duras condiciones del trabajo infantil en ellas.

Posteriormente estuvo en la Field Lane Ragged School, una escuela de Londres en la que se educaba a los hambrientos niños de la calle.

Todo esto llevó a Dickens a plantearse utilizar su amplia experiencia como periodista para escribir un panfleto de denuncia, él buscaba una sociedad más justa y caritativa para con los menos favorecidos, sus creencias cristianas también le empujaban.

Pero luego cambió de idea y le escribió a un amigo que aprovecharía la cercanía de la navidad para escribir algo que calase mucho más hondo, así surgió la historia de “Un cuento de Navidad”.

Un cuento de Navidad vendió 6000 copias en 5 días

Un Cuento de Navidad fue publicado 6 días antes del 25 de diciembre, en solo 5 días ya había vendido más de 6000 ejemplares.

Dickens aprovechó la antigua tradición de contar historias de fantasmas en las fecha navideñas para incorporarla a su narración, sabía que así sería leída en voz alta. Su historia contribuyó a revalorizar la tradición de la Navidad y los valores familiares que lleva asociados, en la época victoriana.

Todos conocemos al protagonista, el señor Ebenezer Scrooge un hombre avaro, egoísta y antipático. A lo largo de cinco capítulos asistimos a su transformación como persona a raíz de la visita del fantasma de su ex socio y posteriormente de los fantasmas de las Navidades pasadas, presentes y futuras.

Scrooge se despierta en su habitación tras lo que ha sido solo el viaje de una noche, pero ahora es un hombre nuevo, transformado. Hay quien ve en el señor Scrooge la ambivalencia de amor odio que Dickens sentía hacia su padre.

Un cuento de Navidad es, desde luego, como prácticamente toda la obra de Dickens, una crítica a la ambivalencia moral de la sociedad de su tiempo, una condena a las clases pudientes por la situación de desamparo de las clases menos favorecidas. Pero es también una historia llena de esperanza, ya que anuncia que el cambio es posible, y esta es quizás la clave de su éxito, Scrooge se da cuenta de todos los errores que ha cometido y del terrible futuro que le deviene y se propone cambiar para transformarlo.

El señor Scrooge no deja de ser un reflejo de nosotros mismos y de nuestros propios fantasmas internos, todos contamos con un pasado que marca nuestro presente, pero si queremos construir el mejor de nuestros futuros, hemos de responsabilizarnos de nuestros propios actos y decisiones.

Adaptaciones tempranas de Un Cuento de Navidad

Un Cuento de Navidad no deja de ser una obra atemporal, la injusticia para con los más desfavorecidos sigue siendo un lugar común hoy en día. Quizás de ahí deriven las múltiples adaptaciones que se han hecho de este ya clásico de la literatura que fue un éxito desde el mismo momento de su publicación.

El mismo año de su publicación ya fue adaptada para ser representada en el teatro.

Y en fecha tan temprana, para el mundo del cine, como 1901 se hizo una de las primeras películas de cine mudo, bajo el título “Scrooge o el fantasma de Marley”.

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