El padre, José de Jesús Aguilar, explica que junto a la celebración católica el mismo día comenzó a celebrarse una fiesta con "bromas y engaños" conocidos como las inocentadas. En ellas,- sostiene Aguilar- se confundió la palabra inocente que significa el que no hace daño a nadie con ingenuo o tonto. ¿Por qué se fusionaron dos cosas tan diferentes?, se pregunta el padre.

Aguilar afirma que en la Edad Media se celebraba en Europa entre los días 24 y el último día del año la llamada "fiesta de los locos" en ellas el pueblo sustituía por un día a las máximas autoridades por personas que cometían "todo tipo de excentricidades para causar diversión".

Eran comunes los disfraces y la música en una especie de carnaval que llegó a tener "tal cantidad de abusos que el rey Felipe II tuvo que prohibirlas hasta que se redujeron a simples bromas o a pedir algo prestado que se devolvería el día 2 de febrero", señala el padre.

En España la canción decía que "Herodes mandó a Pilato. Pilato mandó a su gente y el que presta ese día es un inocente". En México cambió por "Inocente palomita que te dejaste engañar hoy por ser día de los inocentes no te lo voy a regresar (devolver)", explica el padre.

Aguilar recuerda que es válido "bromear y divertirse" siempre y cuando no se haga daño a los demás.