Noruega es una nación conocida por la belleza de sus impresionantes fiordos y sus mitos, entre los cuales se encuentra el de la existencia de los trolls, salvajes criaturas de baja estatura y narices prominentes, que no son tan adorables como las que vimos en "Frozen". De hecho, las leyendas noruegas aseguran que en realidad pueden ser muy malvados y se convierten en piedra al exponerse a la luz del sol.
Esto se remonta también a una célebre saliente de piedra conocida como Trolltunga, que en lengua nativa quiere decir "Lengua del Troll".
Alzándose a más de 700 metros sobre el río Ringedalsvatnet, en el poblado de Skjeggedal, el acantilado realmente se asemeja a una enorme lengua, a partir de la cual se puede mirar un espectáculo maravilloso.
Trolltunga se destaca por la belleza de sus escenarios naturales
Si bien es común que muchos turistas quieran conocer este sitio, solo los más resistentes pueden efectuar el recorrido completo. Llegar al acantilado demanda unas cuatro horas de camino a pie, ascendiendo una distancia de 900 metros.
A esto hay que añadirle la nieve que cae a 1,500 de altitud, si se escogen los meses fríos para disfrutar del invierno nórdico en todo su esplendor.
En caso contrario, el período entre junio y septiembre es el más recomendado para ascender con buen clima.
Trolltunga es una formación que data de la Era de Hielo, unos 10,000 años atrás. En sus cercanías, existe otro saliente conocido como Preikestolen, que quiere decir "púlpito" o "roca del púlpito", desde el cual es posible mirar los fiordos en las proximidades.
Para conocer ambos es necesario contar con equipo profesional.
Un recorrido que no debe ser tomado a la ligera
A pesar de lo ameno del lugar y el excelente fondo que ofrece a la hora de tomarse selfies, los guías que conocen Trolltunga advierten que no es el mejor lugar para intentar maniobras arriesgadas, por más osados que se quieran sentir los turistas.
No en vano ha habido accidentes, e incluso queda como antecedente el caso de un muchacha que en el 2015, resbaló y falleció tras caer por el barranco, al intentar tomarse una selfie en la punta de la lengua.
Ese mismo año se había hecho viral la imagen de Toby Segar, un joven británico que corrió con más suerte, al efectuar una arriesgada voltereta en el mismo lugar. Aunque parece divertido, las autoridades se han cansado de advertir a los visitantes sobre el riesgo de dichas acciones.