A primera vista pueden parecer un simple banco en medio del paseo pero, lo que engloba a estos popularmente conocidos bosques portátiles, va mucho más allá.

Los CityTree son unos bancos ecológicos cuya función principal es la purificación del aire, ayudando así a reducir el problema de la contaminación. Cada uno de ellos equivale a la suma de 275 árboles.

La empresa alemana Green City Solutions ideó estos filtros biotecnológicos en el año 2014. Un año después se instaló el primero de ellos en la ciudad de Jena, al centro-este de Alemania. Se trata de una estructura móvil compuesta de musgo, unas plantas no vasculares que pueden vivir sin tierra y filtran el aire transformando las partículas contaminantes en nutrientes.

Basados en un diseño sustentable, el CityTree obtiene su propia energía mediante paneles solares y almacena el agua de lluvia que le permite el auto-riego.

Estas estructuras capturan material particulado y NO2 (dióxido de nitrógeno) siendo capaz, cada una de ellas, de absorber 240 toneladas métricas de CO2 (dióxido de carbono) al año, mejorando cuantitativamente el aire en la ciudad. Proporcionan los datos en tiempo real, dado que también disponen de acceso a internet para medir la humedad del suelo, la temperatura del aire y la calidad del agua, entre otros parámetros.

Más población, menos espacio

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su campaña Breathe Life (respira la vida), destaca lo siguiente: "La contaminación del aire representa un importante riesgo medioambiental para la salud.

Mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire, los países pueden reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma. Cuanto más bajos sean los niveles de contaminación del aire mejor será la salud cardiovascular y respiratoria de la población, tanto a largo como a corto plazo".

En relación a esto, las grandes urbes están cada vez más pobladas y cuentan con menos espacio, por lo que la plantación de una gran cantidad de árboles no siempre es una solución viable. Paco Segura, coordinador de Ecologistas en Acción, también comenta que lo importante en las ciudades es la gestión del tráfico, entre otras cosas.

Sin embargo, estas medidas "son rara vez eficaces y rentables a largo plazo", añade.

Revolución verde

Bruselas, París o Hong Kong son algunas de las ciudades que ya cuentan con estos ecosistemas portátiles. Su filtro de aire autosuficiente basado en plantas, enfría el aire alrededor a través de la evaporación del agua. Esto permite ahorrar espacio y ayudar a combatir las llamadas <<islas de calor>> urbano. Este fenómeno es descrito por la web Arquitectura y Energía como "la acumulación del calor en las ciudades debido a la construcción con materiales que absorben y acumulan el calor a lo largo de las horas de insolación y lo liberan durante la noche, impidiendo que bajen las temperaturas".

La urbanización, la escasez de áreas verdes o el uso excesivo de coches son algunas de las causas que incrementan los efectos de las islas de calor, acelerando aún más los efectos agresivos del cambio climático.

Hay quienes consideran que esta innovadora medida solo actúa contra las consecuencias de la contaminación, siendo mejor opción tratar de erradicar las causas que la generan. No obstante, en pleno siglo XXI, cualquier iniciativa que contribuya a mejorar la calidad de vida interviene también en una revolución cada vez más verde.