Las ideas cuestan –el valor de la creación digital hoy en día, es mucho mayor que las propuestas creativas, en físico –. El mercado virtual, busca conseguir consumidores que puedan proyectarse como creadores de productos audiovisuales, para continuar aumentando las temáticas burdas de los públicos meta. Internet ha funcionado como un trampolín, para que dichos artistas puedan ser conocidos en distintas partes del globo, también hay cierta afección en los contenidos, ya que la creatividad queda relegada a segundo plano, y los buenos productos no poseen las mismas características.
El público demanda su buena dosis de entretenimiento vacío, para poder compartirlo una y otra vez en el sin sentido de la red social.
Hay youtubers que definitivamente son odiados y amados según sus contenidos. Pero entre las batallas épicas en la red, hay un permanente enfrentamiento, entre el creador y la plataforma, los intereses y otros valores pesan bastante en la balanza de la uniformidad. Darle al auditorio digital, productos de calidad informativa, es el primer movimiento de todo aquel, que toca a las puertas de una producción audiovisual digna de visualizarse. El compromiso y franqueza con las personas que son suscriptores fieles, es determinante para mantenerse en el gusto y preferencia de futuros prospectos.
Cualquier youtuber, debe contar con fuentes certeras, como principal herramienta para ofrecer al cambiante público virtual una propuesta que no caiga en el absurdo.
Delitos inconexos
Mucha información que subimos a la red como autores, damos por sentado que pertenece totalmente a nosotros. Sin embargo poner las cartas sobre la mesa, no siempre suele ser la forma más afable para entablar comunicación con nuestros fanáticos. Un delito puede volverse inconcreto, cuando la justicia se vuelve ignominiosa; un autogol inesperado lanzado hacia nuestra portería. En la red todavía hay una falta de regulación de contenido, por lo que un creador debe tener cuidado al subir algún proyecto, este podría volar a las manos de otra persona, y ser él verdadero autor, acusado de acciones mal infundadas
Plagio injustificado
El youtuber holandés Paul Davids, fue acusado de plagio cuando recibió notificación de YouTube, por infringir los derechos de autor, de cierto material musical.
El señor Davids – con más de 625.00 suscriptores – se dedica a producir vídeos, creando comparaciones entre distintos instrumentos, e ilustrando a su público sobre metodología musical.
La historia gira, en la explotación de una pista musical, a la que añadieron letra y acorde para fabricar su propia canción, este individuo subió este material a YouTube como propio, y fue ahí que Davids fue culpable del plagio de su propia obra. El rumbo del suceso empeoró, cuando el usuario que utilizó su canción, comenzó a recibir ganancias inmerecidas por un contenido que no había creado él mismo en su totalidad. Ya han sucedido situaciones de este corte, pero YouTube, prefiere tener adeptos para aumentar su mercado, los derechos de autor para esta plataforma suelen ser relativos.