En un mundo donde la tendencia es estar conectado a la red las 24 horas del día, donde las nociones de temporalidad y las fronteras geográficas se diluyen, no es de extrañar el auge del llamado Internet de las Cosas. Los smartphones con sus tarifas de datos nos posibilitan estar conectados de manera prácticamente permanente.

La mayoría de los jóvenes utilizan su teléfono inteligente como sustituto de un montón de aparatos, por ejemplo lo usan como reloj, como despertador, como cámara fotográfica, para escuchar música y cada vez más como centro de ocio que incluye el visionado de películas o programas de la televisión en streaming.

Además, gracias al desarrollo de variadas apps y el avance de la tecnología, el llamado Internet de las cosas, se irá haciendo cada día más indispensable en nuestras vidas. Se trata de, gracias a los avances tecnológicos, ir conectando cada vez más pequeños (o no tanto) objetos electrónicos con nosotros y entre ellos mismos.

Desde electrodomésticos como los frigoríficos, hasta las bombillas ya pueden estar conectados a internet. Procesadores pequeños, sensores y un bajo consumo de energía son las características que posibilitan que todo esto sea posible. Como anécdota una de las tendencias del año que viene es la aparición de la ropa inteligente que nos permitirá controlar algunas funciones de nuestro teléfono móvil efectuando simplemente un movimiento en una manga.