El 5 de agosto del 2010, 33 mineros chilenos desaparecieron tras el derrumbe de una mina. Más de dos meses permanecieron desaparecidos estos hombres por los que todo Chile imploró.

Piñera, presidente del país trasandino por aquellos días, luego de las primeras jornadas perdió las esperanzas. Mandó construir una cruz en memoria de los trabajadores porque, se cree, esperaba las peores noticias al no hallarlos con vida durante las primeras 48 horas.

Una vez hallados con vida, Jean Romagnoli, médico especialista en rescates de esta envergadura, fue un hombre clave para la supervivencia de los mineros.

Las primeras comunicaciones se mantuvieron un agujero de apenas 12 centímetros de diámetro y una extensión de 800 metros. Fue exactamente por allí, donde uno de los héroes de este nefasto episodio escribió, rudimentariamente "estamos bien los 33". Una nota invaluable que demostraba el lugar de liderazgo de este minero y el lugar fundamental que había ocupado entre sus compañeros después del derrumbe.

Jean Romagnoli, se comunicaba a diario con ellos, les enviaba dispositivos con música, y una rutina de ejercicios para que pudieran bajar de peso y entrar en la plataforma especialmente diseñada para rescatarlos.