Rumbo hacia Barcelona. El barco Open Arms recibió ayer el permiso del Gobierno para iniciar su ruta hacia el puerto de Barcelona para poder desembarcar las 60 personas rescatadas a primera hora de la mañana de una barcaza frente a las costas de Libia. La misma ONG de Badalona había pedido poder dirigirse a casa, consciente de que Italia y Malta -los países más próximos para el desembarco y los que deberían hacerse cargo según las leyes del mar- mantienen el veto por decisión de las respectivas autoridades. Así que para evitar que la espera en alta mar supusiera un involuntario nuevo castigo para los náufragos exhaustos, la entidad pidió desembarcar en la capital catalana.

Antes de que llegara la autorización de Madrid, la alcaldesa Ada Colau había adelantado vía Twitter en el ofrecimiento de abrir el puerto de la capital catalana, como hace tan sólo dos semanas ya había hecho en el caso del Aquarius. Si las condiciones marítimas y meteorológicas no complican la travesía, se prevé que la embarcación toque tierra el miércoles próximo. "Barcelona te espera con los brazos abiertos", escribió en las redes Colau. Del mismo modo, el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, afirmó que se ofrece para facilitar el atraco.

Colau ofrece el puerto de Barcelona

El caso ha dejado claro que ni Italia ni Malta piensan cambiar su política migratoria, ni suavizar el veto vigente a las ONG.

Desde Roma, el vicepresidente y ministro del Interior, Matteo Salvini, no perdía la oportunidad de criticar, sin pruebas, Proactiva Open Arms de fomentar el tráfico de personas y el negocio de las mafias que operan en el Mediterráneo. Es el mismo mantra que usó a la crisis del Aquarius y que no le ha supuesto ningún reproche de sus socios europeos, reunidos recientemente para intentar evitar más fisuras en la Unión debido a la migración.

Desde el barco, sin embargo, el fundador de la entidad de Badalona, ​​Oscar Campos, denunciaba que las autoridades italianas y maltesas desatendieron su llamada y, de hecho, se pasaron la pelota de cuál de los dos países se había de hacerlo. Según Camps, los guardacostas de Libia ni siquiera acudieron al auxilio de los náufragos para apoyar las tareas de rescate y se limitaron a decirle al capitán que era él quien tenía que decidir qué hacer y que en cualquier caso se dirigiera directamente al gobierno español.

Así que el barco fue al rescate y posteriormente solicitó la autorización en Madrid a través de la dirección general de la Marina Mercante.

60 rescatados frente a Libia

La operación de rescate comenzó a primera hora de la mañana cuando el Open Arms detectó en medio del mar una barca neumática a través "de unos prismáticos de 50 euros", explicó Campos en un vídeo colgado en Twitter para evidenciar la pasividad e inoperancia de las autoridades italianas. Durante horas, el capitán del barco estuvo esperando la autorización para entrar en un puerto seguro donde los migrantes pudieran recibir una primera atención médica. El grupo de 60 personas está formado mayoritariamente por países africanos en guerras o inmersos en revueltas violentas, como Siria y Bangladesh.

A pesar del cansancio, los rescatados sacaron fuerzas para mostrar su satisfacción durante el rescate mientras insistían en que no querían ser devueltos a Libia.

Según los datos del ACNUR desde el inicio del año, en el Mediterráneo han muerto unas 800 personas intentando llegar a Europa. A pesar de los obstáculos, el flujo continúa, sobre todo con la llegada del buen tiempo, y ayer se rescataron 58 personas más en el estrecho de Gibraltar de camino hacia España y han sido trasladadas a Cádiz.