El uno de mayo se celebra el día internacional de los trabajadores y con motivo de esta festividad vamos a repasar algunas películas que tienen el mundo laboral como un personaje principal.

Es tan importante la presencia del mundo laboral para el séptimo arte que los hermanos Lumière situaron en una fábrica los primeros segundos de la historia del Cine. Se trata de su documental de 46 segundos, rodado en 1895, y titulado: Salida de los obreros de la fábrica Lumière, en el que con un simple plano fijo enseñan la salida de los trabajadores de su propia empresa familiar.

Posteriormente la época de penalidades que produjo la Gran Depresión fue retratada en Las uvas de la ira (John Ford, 1940).

El mítico John Ford dirigió una magnífica película que contaba la desesperación de un grupo de personas, en la más extrema pobreza, que emprenden un viaje a California para encontrar una oportunidad.

Más adelante Hollywood continuó retratando el mundo del trabajo y en Picnic (Joshua Logan, 1955), su director situaba la película en un caluroso día del trabajo en el que un atractivo polizonte, interpretado por William Holden, llega a su pueblo para desatar un sinfín de problemas. Lo que al principio parece una tranquila y anodina jornada festiva, se irá convirtiendo en un terremoto de emociones con un final muy dramático.

En la década de los sesenta, gracias a la maravillosa El apartamento (Billy Wilder, 1960), descubrimos a un trabajador común y gris, que ocupaba una de las cientos de mesas de su empresa y que era ninguneado por sus jefes. Un personaje que carecía de nombre (solo se nos presenta como C.C) y que pasó a la historia gracias a la verdad y cotidianeidad que aportaba Jack Lemon.

Pocos trabajos son más complejos e implican a más gente que el que se requiere para rodar una película.La noche americana (François Truffaut, 1973) lo demostraba con su curiosa mezcla de cine dentro del cine. Para muchos directores, como el fallecido Sidney Lumet, es una cinta que llega al corazón de cualquier amante del cine, por su declaración de amor absoluto al medio.

Si hay un cineasta que ha dedicado su obra al retrato de los trabajadores ese es Ken Loach.

En Miradas y sonrisas (1981), una película más pequeña y no tan conocida, Loach retrata las incertidumbres de un joven que ante la falta de trabajo decide alistarse en el ejército.

También el mundo laboral puede verse desde la perspectiva del que está harto del sueño americano y su trabajo, su casa, su mujer y sus hijos le generan más insatisfacción que otra cosa. Sam Mendes hizo un amargo retrato de la clase media americana, en American Beauty (1999), con un Kevin Spacey y una Annete Bening magníficos.

No obstante el cine español también ha sabido retratar el mundo laboral con mucha mala leche, a través de la adaptación de un texto teatral.

El método (Marcelo Piñeyro, 2005) cuenta el proceso de selección de empleados en una importante multinacional, la cual no tiene reparos en tratar a sus candidatos como una simple mercancía por la que pujar al mejor precio.

Por último, no se puede obviar a los hermanos Dardenne y a Dos días y una noche (2014), en la que Marion Cotillard daba vida a una mujer con problemas psicológicos que tiene que convencer a sus compañeros para que renuncien a la paga extra y así poder conservar su trabajo. Una cinta fundamental para observar los extremos de humillación a los que tiene que someterse un trabajador.