Cuando uno accede a indagar en uno mismo el drama acecha sin compasión. Gracias a médicos como Freud sabemos que los viajes al interior no acostumbran a ser felices. Aún así el análisis que el psicoanálisis hizo de Edipo es bastante reduccionista.

La historia no se centra únicamente en el complejo, sino en un relato en el que el ser acaba descubriendo la parte más oscura de su interior. El Edipo Rey de Sófocles es una historia de investigación en la que un rey descubre que la persona buscada por protagonizar una acción absolutamente detestable es él mismo.

El Edipo Rey de Sófocles y la industria de Hollywood.

En la obra de Sófocles se suceden las adversidades, aunque en el centro de todo está la duda sobre el origen del protagonista. A través de esta duda el Cine de Hollywood encontró formas de adaptar la obra al cine, generalmente mediante cintas en las que sus protagonistas se enfrascaban en unas tremendas odiseas con tal de dar sentido a su existencia y de paso aclarar su identidad. Así sucede por ejemplo en Recuerda (Alfred Hitchcock, 1945).

Con el paso de los años la obra de Sófocles se ha ido rejuveneciendo y adaptando a las nuevas tendencias cinematográficas. Seguramente una de las cintas más recordadas, cuya trama tiene ecos edípicos, es Todos los hombres del presidente (Ala J.

Pakula, 1976) aunque en este caso la culpabilidad oculta que se descubre recae en todo el sistema político y no en una única persona.

No obstante, los complejos edípicos freudianos han proliferado más en la historia del séptimo arte. Siguiendo a Freud este acercamiento a la obra del poeta griego se basa en la consabida imagen del tabú universal.

Un tabú que penaliza el amor de un hijo por su madre y la rivalidad con el padre.

Louis Malle tiene en su filmografía una de las cintas más enternecedoras sobre el Complejo de Edipo. El soplo al corazón (1971) cuenta con una gran delicadeza la veneración (correspondida) que procesa, un niño aquejado de un soplo al corazón, por su madre.

De esta forma la enfermedad va a servir como escusa a Laurent para poder pasar más tiempo a solas con su madre, al estar los dos alejados de la familia, en un balneario.

El genio manchego y el amor hacia la madre.

Un cineasta con un universo femenino tan reconocible y con una veneración pública hacia su madre no podía obviar este tema en su cine y Pedro Almodóvar hizo su particular homenaje a las madres en Todo sobre mi madre (1999). Una cinta muy interesante y profunda en la que asistimos en primera persona al desgarro sufrido por Manuela (Cecilia Roth), tras la muerte trágica de su hijo Esteban (Eloy Azorín). Un chico que no conoce a su padre, consecuencia del pasado inestable de la madre, y que tiene a su progenitora en un altar.

Más cruda y explícita en mostrar el deseo de una madre por su hijo es Mi madre (Christophe Honoré, 2004), con una gran Isabelle Hupert haciendo gala de su hermetismo y su gélida expresión corporal.

Siguiendo con el drama encontramos Savage Grace (Tom Kalin, 2007) a cerca de una conocida saga americana. Barbara (Julianne Moore) se casa con un hombre de la alta sociedad y tiene un hijo con él, pero nunca se siente acogida por la élite. Por su parte, el hijo crece sintiéndose continuamente menospreciado por el padre y únicamente comprendido por la madre, a la que con el paso de los años querrá con mayor intensidad.

Y el último drama es Mommy (2014) del reputado director canadiense Xavier Dolan. Una cinta muy manierista, aunque más controlada que Los amores imaginarios, sobre un chico con problemas mentales al que tiene que cuidar su madre.

Los dos están solos, el padre está ausente, y solamente una vecina les mostrará su ayuda. Curiosamente Steve muchas veces no será capaz de controlar sus episodios de violencia, que la madre sufre en solitario, pero al mismo tiempo desarrollará unos sentimientos extremos de protección hacia la madre. Al fin y al cabo es el único ser en la tierra, con permiso de la vecina, que muestra algún tipo de amor por él.

Acercamientos cómicos a las teorías freudianas.

En el terreno de la comedia aparece Cyrus (Jay Duplass, 2010), una cinta sobre una madre soltera con graves problemas para encontrar pareja estable, por culpa de su hijo. John C. Reilly (cuando estaba gordo) borda el papel de hijo parásito, apegado enfermizamente a una madre que interiormente se siente culpable como para despegarle totalmente de su regazo.

El proceso de experimentación del otro, desde una perspectiva cómica, está abordado en Guillaume y los chicos a la mesa (Guillaume Galliene, 2013). Un largometraje autobiográfico sobre la relación especial del director con su madre, en la que el director no duda en utilizar elementos del travestismo para escindirse en él y su madre.

Y por último, Lolo (Julie Delpy, 2015) una pequeña comedia sobre las desventuras de una madre cuarentona y absorbida por un hijo adolescente que la tiene completamente acaparada. Tiene el añadido de abordar en tono cómico el clasismo de la pequeña burguesía.