El 13 de mayo es un día dedicado a la Virgen María, en recuerdo de sus apariciones en Cova da Iria, Portugal. Los protagonistas fueron tres pastores niños, actualmente, muertos, siendo dos de ellos santos. La devoción mariana de Ourense convoca a miles de personas que, cada noche del 13 de mayo, salen a las calles portando una vela y un transistor.

Una procesión multitudinaria

La curiosa mezcla de devoción y técnica sirve a la oración. De hecho, la vela se enciende para ir en procesión, desde el santuario del barrio de O Couto hasta la Catedral. Y el transistor lleva las voces de quienes dirigen el rosario y la marcha de los fieles.

Las calles se cortan para una multitudinaria manifestación religiosa que sigue la imagen de la Virgen de Fátima. Una talla que resalta en el centro del altar mayor del santuario y que, al decir del sacerdote José Carlos Fernández, salió de las mismas manos que la presente en la “Capelinha” de Fátima, en el santuario portugués.

Llegó a la ciudad de Ourense en 1948, visitando toda la diócesis, en una auténtica gira de la fe. De hecho, cuantos visiten las iglesias de la diócesis, verán que muchas guardan su particular imagen de la Virgen blanca, la Virgen de Fátima. El origen suele ser, en todos los casos, esa “procesión” de la imagen original por la diócesis.

En la ciudad, la primera procesión es de 1952, restringida al barrio de O Couto, aunque pronto ganaría más y más aceptación.

Así, hasta el presente, en que sale del santuario, cada noche del 13 de mayo, a las 22:45 h y llega a la Catedral cara la media noche. Allí, reunidos muchos de los peregrinos, el Obispo preside una solemne Eucaristía. No todos se quedan a Misa y son todavía menos los que vuelven sobre sus pasos al término de la misma, siguiendo los estandartes y la imagen peripatética.

Fui testigo una vez de ese regreso a su casa del Couto y como, a su llegada, se produce un curioso y medido evento: la imagen se para en la puerta, se le quita la corona y entra lentamente en el santuario.

Un rezo con indicaciones callejeras

Los transistores portados por la multitud actúan como un altavoz perfecto de lo que sucede en el santuario.

Y es que, durante la procesión, un grupo de personas se queda en la iglesia madre para rezar el rosario, cantar y dirigir la marcha.

Creando un curioso efecto, el desgranar de las cuentas del rosario se ve interrumpido por las indicaciones callejeras. Un sacerdote se encarga, ¡en medio del rezo!, de decir por donde va la cabeza de la procesión, la situación de la cola y las debidas recomendaciones para que el grupo avance lo más compacto posible. Una mezcla un tanto curiosa que, quizás, podría rebajarse con indicaciones después del rezo y no en medio del mismo.

Las meditaciones de cada misterio son obra de un cura distinto cada año. Así como la dirección de la novena, consiguiendo una diversidad de de voces interesante y renovada novena tras novena.

Una fiesta de referencia

La de Fátima es en Ourense una fiesta referencial para la ciudad de Ourense. Ya no solo por la procesión, la guinda del pastel, sino por el movimiento que la misma novena introduce. Desde diferentes puntos de la ciudad, varios colegios, instituciones y agrupaciones acuden a las celebraciones. No falta la emotiva Misa de las madres, en vísperas de la fiesta, que llena el santuarios de madres y abuelas que portan flores, en recuerdo de sus hijos vivos y difuntos. También hay una celebración especialmente dirigida a los matrimonios.

De fuera de la ciudad llegan grupos de peregrinos y parroquias, que reservan día para celebraciones especiales. También colegios y sacerdotes y religiosos.