La lectura como hábito es algo que hay que estimular y fomentar desde edades tempranas, ya que es beneficiosa, no solo en el aspecto cognitivo, sino que también estimula la inteligencia, la creatividad y la imaginación, aparte de que ayuda a mejorar la capacidad de concentración y de análisis.
El interés por la lectura se puede cultivar incluso desde antes que el niño aprenda a leer, cuando comienza a tener contacto con los libros que nosotros como padres, les leemos. Por supuesto que para fomentar este hábito es importante que tengamos conocimiento para poder motivarlo y que prediquemos con el ejemplo, ellos aprenden por imitación, por lo cual sienten más interés por los libros cuando ven que ese gusto existe en su entorno.
Pero es un reto no solo para los padres, afirman los autores que escriben para los Niños que lejos de pretender crear una hipótesis sobre la imaginación y la invención, lo que se necesita son ideas que estimulen la imaginación y ayuden en la creación de historias para estos pequeños y exigentes lectores.
Lectores exigentes y estratégicos
Los niños cuando leen una historia tienden a ser más exigentes que los adultos, al niño la historia que le gusta lo atrapa, les llega al alma, bien sea a través de la risa o de las lágrimas, y entonces se adueñan de los libros, los tienen siempre en su cuarto, pero si no le gusta, simplemente no lo lee y ya. De cualquier manera para los niños siempre es inquietante saber de dónde salen esas historias que los atrapan.
Por otro lado, cuando no los leen ellos mismos y piden que les sean leídos, hay ingenuos adultos que creen que contar una historia a un niño es algo fácil, y lo usan a veces como estrategias para “abastecerse de unos minutos de paz”, y por el contrario el cuento es a veces un instrumento del niño para mantener al adulto cerca.
Mientras dura, ahí está mamá.
Un buen libro
Por lo general en la literatura infantil está muy presente el humor, pero los hay de todos los tipos, hay distintos libros para distintos tipos de lectores, ya que no a todos les gustan los mismos temas.
Y para los niños un buen libro es aquel que tiene una mezcla de todo: ilustraciones atractivas y una buena historia bien contada, convincente.
Ilustraciones que van más allá de la historia, que enriquezcan y que tengan coherencia con el texto. Un libro que apenas hojeado te motiva o invita a descubrir nuevas cosas, con unos personajes entrañables y difíciles de olvidar. Lo importante es que el niño se vincule con la lectura, ya que eso fomentará el que siga leyendo.