Para todos, la honestidad en la relación es una prioridad… la mayor parte del tiempo. Y es que hay ocasiones en que nos vemos obligados a ocultar la verdad (más que ocultarla, disfrazarla) por una cuestión de supervivencia. Sí, porque si tenemos que elegir entre decir una mentirita blanca o confesarles un pensamiento o acción que sabemos va a encolerizarlas, optamos por la primera variante sin el menor titubeo. Estas mentiritas blanco que repetimos con frecuencia solo tienen un único y sano objetivo el cual es mantener la paz en la unión. Ahora que la verdad salió a la luz, confiamos en que sean más comprensivas y no nos obliguen a seguir con los embustes.

“¿Ella? Pero si es horrible”

La intuición femenina es muy certera y poderosa, sobre todo cuando se trata de descifrar el verdadero interés que hay tras las miradas que lanzamos a otras chicas. Ustedes tienen como un sexto sentido para reconocer cuando vemos a otra Mujer que de veras nos gusta, y como si estuvieran empeñadas en restregarnos su increíble capacidad para leer nuestra mente, en cuanto notan ese “no sé qué” en nuestros ojos nos lanzan la indirecta: “es muy bonita, ¿verdad?” claro que nosotros lo negamos rotundamente, porque hemos aprendido por experiencia propia y/o ajena que hacer otra cosa sería suicida, lo cual lleva a más y más problemas en la relación.

“Solo bebí una cerveza”

Si nos dieran un billete cada vez que repetimos este embuste, la mayoría de nosotros terminaríamos millonarios.

¿Por qué no admitimos que salir con nuestros amigos o compañeros de trabajo, casi siempre es sinónimo de al menos cuatro, cinco o seis cervezas? Sencillo: queremos evitarnos el sermón acerca de la mala influencia de nuestros amigotes. Por lo tanto, siempre diremos que fue una o dos, aunque nuestro aliento y mareo nos delaten.

“Dejémoslo para más tarde”

Traduciéndola literalmente del lenguaje de los hombres, esta frase significa: “dejémoslo para nunca”. Y como quizá ya deben sospechar las mujeres, es nuestra manera de tratar de librarnos de un asunto (una conversación intimidante, una tarea que no nos gusta), con la esperanza de que quizá se les olvide para siempre.

Aunque igual sabemos que las mujeres tienen memoria de elefante, y que cuando se les mete una cosa entre ceja y ceja, ni enfermándose de Alzheimer se les olvida. Así que esa mentirita blanca solo nos permite ganar un poco de tiempo hasta que llegue el momento de enfrentar el asunto… ¡Quiero tener un bebé…!

“No oí el teléfono”

¿no les resulta misterioso el hecho de que cuando ustedes salen con su chico, su celular parece estar pegado con goma en su cintura, pero cuando son ustedes las que tratan de llamarlo, solo tienen 50% de posibilidades de que sea el quien les responda en lugar de la contestadora? Pues aquí esta aclarado el enigma: él dice que dejo su celular en el auto, maletín, incluso en la oficina, porque no quiere sentirse como un animal con un localizador en el pescuezo.

La mayoría de los hombres quieren a sus novias, pero hay ciertos momentos en los que quieren sentirse “libres” y más cuando están compartiendo con sus amigos. Es una tonta idea machista, pero nos hace sentir bien.