A nadie le gustan las reuniones de trabajo. Pero las juntas forman parte de la vida laboral, y el modo en que te comportas en ellas es mucho más importante ahora, cuando el empleo de todos parece correr peligro. Para aumentar la atención, siempre existe la posibilidad de que cometamos errores en esos encuentros. Con el fin de ayudarte a solucionar cualquier metedura de pata, te brindamos 5 consejos fabulosos.
¿Llegas tarde?
Cúbrete la espalda. Mueve los labios como diciendo lo siento o disculpándote y, con discreción, deslízate en el asiento más cercano.
Repara el daño al finalizar la reunión. Discúlpate con tu superior personalmente y asegúrale que no volverá a suceder. Por qué funciona. Tu error será más sutil si no interrumpes la reunión ofreciendo razones y disculpas por tu tardanza. Además, omitir las excusas demuestra que reconoces tu error y que no lo repetirás.
¿Se te olvida traer una idea a la sesión creativa?
Cúbrete la espalda. Pretende que tu sugerencia era similar a la de otro colega y amplia alguno de sus puntos. Repara el daño al finalizar la reunión. Ofrécele a tu jefe unas cuantas iniciativas buenas lo más pronto posible, basándote en sus comentarios en la reunión. Adjunta una nota que diga: “gracias por sus opiniones aquí, mis propuestas basadas en lo que se habló”.
Por qué funciona. No es raro que varios empleados se les ocurra la misma idea, así que tu jefe podría creerlo (aunque no lo impresionaras). Podrás impresionarlo una vez que tengas tiempo de pensar en mejores y nuevas opciones.
¿Un colega sarcástico critica tu comentario?
Cúbrete la espalda. Di: “también pensé eso al principio, pero después me di cuenta de que…” y defiende tu punto con calma.
Y continúa con la exposición. Repara el daño al finalizar la reunión. Evita hablar horrores de ese colega con los demás aunque tu vecina de cubículo trate de compadecerte y te comente lo imbécil que es esa persona. Por qué funciona. Tu supervisor está en busca de empleados con capacidad administrativa, lo que significa mantenerte firme y expresar tu opinión sin ponerte agresivo.
¿Sufres un ataque de verborrea al hacer la presentación?
Cúbrete la espalda. Respira profundo y di: “lo siento. Me estoy desviando un poco, me explicaré mejor”. Repara el daño al finalizar la reunión. Olvídalo no comentes una y otra vez tu error con tus colegas, mucho menos con tu supervisor. Por qué funciona. Mantener la calma en un momento embarazoso proyecta seguridad. Además, mientras más rápido lo olvides tú, más pronto lo harán los otros.
¿Un colega sugiere una idea que tú le comentaste antes de la reunión y se roba el crédito?
Cúbrete la espalda. Una vez que esa persona explique “su” propuesta, únete a la conversación y apunta el modo de hacerla todavía mejor. Repara el daño al finalizar la reunión.
La mejor venganza es regresar y avanzar en la compañía, así que inspírate y devánate los sesos con nuevas sugerencias para la próxima reunión… y no las compartas. Por qué funciona. Si desafías a tu colega sonarás como un protestante pero al darle un giro a “su” idea impresionas como líder y, al mismo tiempo como compañero de equipo, que es lo que todo jefe desea.