Aunque el comercio internacional de marfil es ilegal desde el año 1950, la organización ecologista WWF (World Wildlife Found/ Fondo Internacional de la Vida Salvaje) estima que la caza furtiva acaba con la vida de 55 elefantes cada día. Aunque no con la intensidad de hace décadas, ni mucho menos con la importancia que tuvo en la época colonial, lo cierto es que el marfil sigue siendo un objeto apreciado por su exclusividad y distinción dentro del mercado de lujo y de antigüedades.
Asia lidera el comercio ilegal de marfil
En la mayoría de los países de Europa sólo está permitido el comercio de objetos realizados con marfil que daten de 1947 hacia atrás, pero es fundamentalmente en Asia donde se mueven los mercados descontrolados que siguen demandando marfil y otros productos obtenidos de animales salvajes como el rinoceronte o la jirafa y que ponen a estas especies en un severo riesgo de extinción, ya que los beneficios obtenidos de la caza ilegal de estos animales son suculentos.
Muchos parques naturales africanos se ven obligados a crear grupos de vigilantes armados para tratar de contener el impacto de la caza furtiva dentro del espacio protegido.
Como medida disuasoria y ejemplarizante, el gobierno de Gran Bretaña ha anunciado que próximamente prohibirá el comercio de objetos de marfil, o que están elaborados fundamentalmente a base de marfil, independientemente de la época en que hayan sido elaborados. Sólo permitirá el comercio de aquellos objetos que cuenten con menos de un 10% de marfil en su elaboración, como ciertas antigüedades, instrumentos y retratos en miniatura.
Gran Bretaña, referente internacional de la protección de la vida salvaje
Michael Grove, el secretario de medio ambiente británico, afirmó en la presentación de esta medida que el comercio de marfil debería ser cosa del pasado, que debería dejar de considerarse a este objeto como símbolo de prestigio o distinción.
También espera que la prohibición adoptada por el gobierno de Gran Bretaña sea ejemplarizante y tenga repercusión internacional, ya que es consciente de que la caza furtiva está motivada en la actualidad por redes de comercio creadas fundamentalmente en países asiáticos.
Así pues, con esta medida Gran Bretaña pretende liderar la protección de especies salvajes como los elefantes, y convertirse en un referente del proteccionismo y la conservación del medio ambiente a nivel internacional.