La situación de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, otrora adalid y máxima representante de la renovación del PP madrileño, se hace a cada minuto más insostenible. Las novedades sobre su caso publicadas hoy por los diarios digitales eldiario.es y El Confidencial, acerca de la presunta falsificación de dos de las tres firmas de los profesores que aparecen en el recibo de la presentación del trabajo de fin de máster que ella presentó como prueba de que lo había realizado y cursado regularmente parece ser la gota que colma el vaso de la paciencia de la oposición y de parte de la sociedad madrileña.

El pleno de esta tarde es decisivo

A la espera de lo que ocurra esta tarde en el pleno convocado para las 16:30 en la Asamblea de Madrid, en la que Cifuentes tendrá que dar explicación a estas informaciones y tratar de demostrar su falsedad, así como dar pruebas clarificadoras de que efectivamente estudió el master de forma legítima y de acorde a las reglas impuestas por la Universidad Rey Juan Carlos. Sólo así podría eliminar todas las sospechas que su actuación ha alimentado estas últimas dos semanas y podrá limpiar su nombre y el de la institución docente que se ha visto salpicada por la polémica.

Esta mañana redes sociales como Twitter se han despertado con el trending topic #CifuentesDimiteYa, en el que cientos de usuarios recriminan a la presidenta madrileña su actitud y le exigen que asuma responsabilidades, de no poder justificar o desmentir todo lo que los medios digitales citados están publicando los últimos días sobre su caso.

La pelota en el tejado de Ciudadanos

Sin embargo, quién debe decidir sobre el futuro político de Cristina Cifuentes son Ignacio Aguado y su partido, Ciudadanos. La formación socioliberal sostiene a Cifuentes en el gobierno de Madrid desde las elecciones municipales y autonómicas de 2015 y son ellos quien en última instancia deben decidir si creen en las explicaciones que dé Cifuentes esta tarde o sin embargo opinan que esta mintiendo y por lo tanto toman medidas al respecto.

Lo que sí es cierto es que la política madrileña no merece pasar por este estado de incertidumbre y dudas acerca de la sinceridad y honorabilidad de su máximo exponente institucional, y que en caso de que no hubiera argumentos convincentes para su defensa, la presidenta regional debería actuar con un mínimo de responsabilidad, aceptar su culpa y dejar paso a otra persona, de su partido o de otro, para que trate de limpiar la imagen de la Comunidad de Madrid durante el año que resta de legislatura. Aunque no parece que esa vaya a ser la intención de Cristina Cifuentes ni de su partido.